Adiós al vinagre blanco: el producto natural que te ayudará a desherbar el jardín sin esfuerzo

Una de las grandes preocupaciones de los jardineros son las malas hierbas, que se infiltran en cada hueco, compiten por el agua y los nutrientes, y alteran tanto la estética como la salud del resto de plantas, como escriben en A touch of Essence Decor. Es por ello que se buscan soluciones para contrarrestarlas, haciendo uso de herbicidas que puedan acabar con el problema de manera duradera, aunque a veces esto puede suponer un gasto extra que descuadre las cuentas si persiste la situación.

De esta forma, aparecen las alternativas caseras, que nos explican en el artículo del medio mencionado que aunque pueden parecer más "naturales", hay que tener ciertas precauciones, ya que no todos los productos son inocuos para el ecosistema y hay algunos que pueden alterar la vida del suelo, perturbar la microfauna y afectar a las plantaciones cercanas. Nos recomiendan que combinemos varios métodos y que reservemos las mezclas que elaboremos para un uso específico.

Uno de los herbicidas de andar por casa más utilizado es el vinagre blanco, que actúa por contacto quemando las hojas, aunque las raíces de las plantas perennes y las gramíneas suelen permanecer intactas, así que el rebrote es rápido. Igualmente, hay que extremar las precauciones, porque si usamos una dosis y frecuencia de uso alta, la acidez de este producto podría alterar el pH del suelo y perjudicar a los microorganismos beneficiosos, así como que si lo aplicamos cerca de cultivos sensibles o en exceso, puede perjudicar la biología del suelo y causar daños colaterales. La suerte es que nos aportan otra solución casi milagrosa.

El producto común ideal

Según A touch of Essence Decor, el jabón lavavajillas es perfecto por sus propiedades tensioactivas, que ayudan a reducir la tensión superficial del agua, mejora la adherencia y la distribución en las hojas cerosas y ayuda a secar los tejidos. Explican que, usado como humectante, potencia la eficacia de los aerosoles de contacto, especialmente en plántulas y malezas de hoja fina, pero como con todo, hay que utilizarlo con moderación y en las dosis justas para que sea beneficioso y cumpla con el objetivo que nos marcamos.

Usado con una fórmula biodegradable y en tiempo y forma adecuado, es un poderoso aliado que tiene un efecto rápido y visible en las partes aéreas. Para plantas perennes con raíces profundas, lo recomendable es "el seguimiento mecánico (azada o extracción manual)", nos señalan en el artículo, así como nos indican cuáles son los pasos concretos para preparar este herbicida casero de una manera sencilla, para lo que necesitamos unos pocos productos y utensilios que encontramos fácilmente en cualquier casa:

• Mezclar un litro de agua con un cucharada de jabón lavavajillas, ya sea natural o biodegradable
• Se puede añadir una pequeña cantidad de vinagre blanco para potenciar el efecto
• Se vierte en un pulverizador y se aplica directamente sobre las malas hierbas, preferentemente cuando el clima sea seco y soleado

Ese último punto se debe a que los rayos solares aceleran la deshidratación de las hojas y potencia el efecto de contacto. En su aplicación, hay que actuar en áreas pequeñas e ir centrándose en el follaje para no saturar el suelo, además de tener que proteger las plantas que queremos conservar, ya sea con un protector de cartón o papel secante. Debemos evitar utilizarlo justo antes de lluvias o el riego "para limitar la escorrentía". Aún así, las precauciones tienen que ser máximas, porque no es un producto inocuo.

En dosis altas o con un uso repetido, el jabón de lavavajillas puede alterar la estructura del suelo y algunos organismos, como pasaba con el vinagre blanco, por lo que nos limitaremos a aplicarlo en zonas específicas con fórmulas biodegradables. Lo mejor es ir haciendo pruebas, empezando por áreas pequeñas para ir ajustando los tiempos de aplicación conforme vayamos viendo los resultados. Lo que está claro es que es una alternativa sencilla y barata para deshacernos de esas malas hierbas que tantos quebraderos de cabeza dan en los jardines.