Tres variedades de árboles frutales que los jardineros veteranos del país vecino plantan en otoño sí o sí
Su resistencia es el gran valedor para su elección

Perales / Raimund Linke

Los huertos suelen quedar muy vistosos y sanos cuando se plantan árboles frutales, pero se ha de buscar la forma de cultivar los que son fuertes para resistir las inclemencias meteorológicas del otoño y el invierno. En el medio francés 20 minutes hablan sobre que algunos frutales viejos y robustos desempeñan el papel de forasteros, y además de una cosecha sabrosa, también aportan una increíble resistencia, siendo unos cuantos de ellos especies que se han ido dejando de lado o no han tenido mucha popularidad en ciertos países.
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Entre ellos señalan al peral, el membrillo y el ciruelo, de los cuales escriben que rara vez se ven en los estantes de los centros de jardinería de su país, pero que poco a poco están subiendo su popularidad para los entendidos en la materia por la sostenibilidad que aportan a sus huertos, todo basado en su resistencia, ya que una vez que se establecen, son capaces de sobrevivir al paso del tiempo con una asombrosa capacidad de adaptación sin temer a las fuertes olas de frío o la humedad que tan dañinas son para las plantaciones.
Tal y como explican, plantar estos árboles da el plus de diversificar a las cosechas y descubrir otros sabores cuando conseguimos esos membrillos aromáticos, peras tiernas y ciruelas maduras que aportan variedad y nuevos colores a la mesa cuando dan sus frutos. Pero eso no es todo, sino que atraen a los polinizadores que tanto ayudan a la buena salud de los jardines, y es que la floración primaveral hace que lleguen algunos como las abejas y los abejorros, fortaleciendo la biodiversidad y promoviendo buenas cosechas en todo el huerto.

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El mejor momento para plantar
Estas tres especies son reconocidas por su gran capacidad para soportar el frío, la humedad excesiva e incluso los fuertes vientos. En 20 minutes aseguran que el peral produce cosechas de gran calidad incluso en climas continentales, mientras que el membrillo crece de manera sostenible en muchos tipos de suelos. Por su parte, el ciruelo es resistente tanto a la sequía como a las heladas y su presencia en el jardín da la posibilidad de tener un huerto robusto y una cosecha mucho más fiable año tras año. Pero hay que saber cuándo añadirlos.
Al parecer, el mejor momento es a principios de octubre, cuando la tierra aún está cálida tras los últimos coletazos y ecos del verano, pero también la suficiente humedad que dan las frecuentes lluvias otoñales, lo que lo convierten en el momento ideal para plantar los nuevos frutales. Esa tierra suelta y húmeda permite que las raíces se arraiguen profundamente sin sufrir sequías estivales ni heladas prematuras, escriben en el medio francés, por lo que se maximiza la recuperación de cara a la primavera siguiente, dando un extra de vitalidad general.
Además, esta siembra otoñal aporta beneficios poco conocidos y absolutamente diferenciales, ya que durante el invierno, "el crecimiento subterráneo continúa silenciosamente, forjando plantas robustas, listas para soportar fuertes vientos y heladas", exponen en el artículo, igualmente que vemos cómo el otoño prepara al árbol para resistir, por el contrario, la plantación en primavera expondría a estos arbustos a un primer verano difícil cuando aún no está bien desarrollado. Por ello, nos instan a anticipar estos desafíos climáticos eligiendo ese momento justo y saludable para estas especies.




