Trabajó durante 12 años en el Servicio Secreto de EEUU y tiene claros los 3 tipos de gente tóxica a evitar
Hay una serie de individuos que nos pueden marcar para siempre

Evy Poumpouras / Jim Spellman

Evy Poumpouras es exagente especial y examinadora de polígrafo del Servicio Secreto de Estados Unidos, donde trabajó durante 12 años. Ahora actúa como profesora adjunta de Psicología y Justicia Penal en la Universidad de la Ciudad de Nueva York, teniendo una maestría en Psicología Forense y otra en Periodismo de Investigación de la Universidad de Columbia, así como presenta el programa The AgentX Show y ha escrito el betseller 'Becoming Bulletproof'. Entre todas estas cosas, también saca tiempo para colaborar con NBC.
En este mismo medio es donde ha publicado recientemente un artículo donde desentraña una serie de personalidades que se ha ido encontrando durante su carrera. Explica que las personas con las que pasamos tiempo tienen un impacto muy significativo en nuestra salud mental, productividad y carrera profesional, por eso hay que tener bastante cuidado con las elecciones que hacemos en cuanto con quien pasar nuestro tiempo. Y es que se ha encontrado de todo en su trayectoria en el Servicio Secreto estadounidense.
Asegura que durante su trayectoria como agente especial ha visto "de primera mano" cómo "las personas equivocadas pueden arruinar incluso las mejores intenciones", un conocimiento que ha querido compartir con los lectores para identificar tres tipos de personalidad tóxica de las que es mejor mantenerse alejado, analizando sus perfiles y dejando consejos sobre cómo actuar ante ellos.
El imán del drama
Sobre este tipo de individuos aclara que "siempre se ven atrapados en medio de una crisis", ya sean "problemas financieros, rupturas amorosas, dramas laborales e incluso asuntos legales", porque viven en un caos constante que ellos mismos persiguen. Tener problemas no es lo malo, todos podemos tenerlos y no ser 'peligrosos', lo que ocurre es que esta gente suelen ser quienes crean el drama. "Involucran a otros en sus problemas porque anhelan atención, validación y estimulación emocional. El drama es parte de su identidad", especifica mientras deja una serie de señales que tenemos que identificar:
- Se quejan constantemente
- Tienen un comportamiento de búsqueda de crisis
- Tienen reacciones emocionales exageradas a pequeñas cosas
- Necesitan tu tiempo y energía a todas horas
El verdadero peligro de relacionarse con ellos es que "es fácil dejarse llevar". Poumpouras dice que "empiezas a reaccionar en lugar de liderar. Tu tiempo, claridad mental y ancho de banda emocional se agotan rápidamente". Para cuidarnos de ellos habría que establecer límites, no convertirnos en sus cuidadores emocionales y, si nada funciona, alejarnos por completo para que no terminen condicionando toda nuestra vida.
El luchador perpetuo
Evy nos explica que siempre necesitan un objetivo, siempre están a la pelea con algo o alguien que consideran que les hizo daño, aunque eso no ocurriera. Además, suelen sentirse moralmente superiores al resto y justifican sus cabreos constantemente por la motivación de querer ganar cada disputa, es una necesidad para ellos. "He visto lo peligroso que puede ser esto en entornos de alto riesgo como el Servicio Secreto. La colaboración se rompe. La gente deja de hablar. El progreso se estanca", comenta la exagente especial, que también nos da una serie de patrones que suelen seguir:
- Enmascaran la inseguridad con arrogancia o agresión pasiva
- Estás en tensión y eligiendo tus palabras cuidadosamente solo para evitar la confrontación
- Cada conversación con ellos se siente como una batalla
- Son muy reactivos y hasta una retroalimentación neutral puede hacerlos reaccionar
Lo importante para lidiar con ellos es no llegar a identificarse nunca con esa energía negativa que irradian, no caer en la confrontación que ponen encima de la mesa y que termina imponiéndose en ti. "Mantén la calma, sé claro y evita la escalada emocional. Céntrate en los resultados, no en el ego. ¿Por qué malgastar tiempo y energía luchando en batallas que no te hacen avanzar?", se pregunta la experta sobre las relaciones con estos sujetos.
El que echa la culpa
Estos suelen eludir todo tipo de responsabilidades y todo lo malo que ocurre es por culpa de los demás, es decir, "en su opinión, el fracaso nunca es resultado de sus propias acciones". "Si suspenden un curso, es porque el profesor fue pésimo (no porque no se prepararon). Si no les dan un aumento, es porque su jefe es parcial (no por un rendimiento inferior al esperado). Si su negocio tiene problemas, la culpa es de la economía (no de su mal modelo)". Estas son las señales a las que hay que estar atentos:
- Siempre es alguien más el que hizo algo mal, no ellos
- Rara vez se detienen a preguntarse qué podrían haber hecho de manera diferente
- Son comunicadores terribles, en parte porque no pueden ver las cosas desde un punto de vista objetivo
"En mi trabajo, la rendición de cuentas no era opcional, sino la norma. Los errores eran inevitables, pero lo importante era cómo respondíamos. Los profesionales competentes asumen sus actos y aprenden de ellos", recuerda Evy, que nos recomienda no asociarnos ni depender demasiado de personas así porque al final terminarás cargando tú con toda la responsabilidad. De esta forma, a nivel general, lo que aconseja es que debemos de ser estratégicos en nuestras relaciones y rodearnos de personas que "tomen las riendas de su vida", porque "la compañía que frecuentas moldea en quién te conviertes".




