Adiós a las aburridas puertas de armario: el truco que convierte cualquier puerta en una pieza de diseño
Un cambio que es bastante sencillo y asequible
Armario / tacstef
La decoración de interiores va cambiando poco a poco según la temporada dependiendo de las tendencias que se vayan instaurando. Siempre se suele buscar una manera de que el entorno se vea de la mejor manera posible pero sin perder practicidad, imponiéndose en los últimos tiempos la sencillez y el minimalismo por encima de cualquier otra cosa. En el entorno doméstico, que es nuestro bastión, siempre hay que intentar alcanzar el bienestar personal, y eso pasa también por el aspecto.
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En este sentido, hay un elemento de los hogares que han querido destacar en la web Bovary del que dicen que a menudo suelen ser neutras y sosas. Se refieren a las puertas corredizas de armario blancas sencillas, que aunque se consideran prácticas en su uso diario, afirman que "rara vez aportan valor estético al espacio", puesto que "suelen evocar una sensación fría y anticuada", restando un punto muy importante en lo que a la decoración se refiere, la armonía. Si bien, la parte positiva es que siempre se puede hacer algo al respecto.
Esta simplicidad es una ventaja que ofrece una base sólida y fácil de gestionar para la vida diaria, así que no querríamos renunciar a ellas realmente, solo lavarles la cara. Y eso es posible. En el artículo nos aseguran que las puertas correderas de los armarios pueden convertirse en el elemento más elegante de la habitación simplemente con una actualización pequeña y asequible que no requiere un reemplazo total ni renovaciones complejas, solamente un rato y algunos materiales.
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El truco para actualizar tu armario
Bovary nos escribe que necesitamos un juego de finas láminas de madera o PVC que nos ayuden a crear marcos en relieve que podamos añadir a las puertas para que adquieran textura y carácter, asemejándose a la madera hecha a mano. Con esto conseguiremos un resultado más cálido, elegante y personal que puede ser ideal para estancias como dormitorios, recibidores y oficinas. Lo mejor es que no es necesario llamar a un experto para que lo haga, sino que lo podemos hacer nosotros mismos siguiendo los pasos que nos aportan en el artículo.
Comenzaremos desmontando las puertas para limpiarlas a fondo con el fin de eliminar el polvo y la grasa. Una vez hecho esto, se realiza un lijado ligero con papel de lija fino para que la pintura se adhiera mejor y después cortaremos partes finas de madera o PVC que se pegarán con cola fuerte a la base de la puerta. Cuando se seca, tenemos que aplicar una imprimación para superficies lisas y dar un par de capas de pintura, recomendándonos tonos mate para un look más moderno, mientras que un acabado satinado nos dará más luz y calidez.
En todo este proceso nos dan también consejos sobre acciones que debemos evitar, como el poner los marcos gruesos, puesto que estos dificultan el deslizamiento de la puerta. En cuanto a los colores, nos dicen que los neutros como el beige, el gris claro o el blanco roto siempre son opciones seguras que se adaptan a cualquier estilo, lanzándonos el factor diferencial de que optar por pintar las puertas del mismo color que la pared suele hacer que el espacio parezca más unificado y espacioso, aunque si queremos convertir el armario en el punto focal de la habitación, podemos seleccionar uno más intenso.
