Los científicos 'despiertan' microbios antiguos del permafrost y hay sorpresa con lo que producen
El descubrimiento puede tener implicaciones muy importantes

Permafrost Ártico / simon's photo

El permafrost es una mezcla de tierra, rocas y hielo que ha permanecido congelado durante al menos dos años seguidos, explican en Live Science, el cual tiene una capa activa que podría descongelarse si hace el suficiente calor. Y no es algo a pasar por alto, ya que de producirse de manera constante, podría hacer que los microbios que han estado allí encerrados bajo el hielo pudieran "despertar", independientemente del tiempo que hayan permanecido en esa 'prisión'. Así, una nueva investigación sugiere que aquellos suspendidos durante 40.000 años que "resuciten", comenzarían a producir gases de efecto invernadero si los veranos en el Ártico se prolongan.
Más información
Según el estudio publicado a finales de septiembre en la revista Journal of Geophysical Research: Geosciences, en condiciones climáticas futuras, dichos microbios inactivos desde la última glaciación producida hace entre 2,6 millones y 11.700 años solo necesitarían unos meses para su reactivación, advirtiéndose de que esto podría iniciar un ciclo de retroalimentación que aceleraría el deshielo del permafrost y el calentamiento global. Eso sí, hablan de que los antiguos están a mayor profundidad, en capas que solo se descongelan si las temperaturas suben significativamente y durante períodos prolongados.
En este trabajo, los investigadores se desplazaron a Alaska, lugar donde el permafrost subyace al 85% del territorio y aunque "puede que haya un solo día caluroso en el verano", lo realmente importante "es la prolongación de la temporada de verano hasta el punto en que estas temperaturas cálidas se extiendan hasta el otoño y la primavera", como indicó en un comunicado Tristan Caro, autor principal del estudio e investigador asociado postdoctoral en geobiología en Caltech. Durante la investigación se tomaron muestras del Túnel de Investigación del Permafrost, cerca de Fairbanks, el cual está a 15 metros de profundidad y se extiende más de 107 metros en el permafrost, lo que les dio una visión de la vida durante el Pleistoceno tardío (hace entre 129.000 y 11.700 años).
Con esto intentaron determinar la reanimación y tasas de crecimiento de los microbios que vivieron en esos años, aunque vieron mucho más. Al entrar en el túnel, dieron con huesos de mamut y bisonte que sobresalían de las paredes heladas, como dijo Caro en el comunicado donde indicó que los aromas que se desprendían allí, que eran desagradables, lo que definió como "muy emocionante porque los olores interesantes suelen ser microbianos". Con todo lo recolectado, en el laboratorio sumergieron las muestras en agua con átomos de hidrógeno pesados, llamados deuterios, las incubaron en frigoríficos a 25, 39 o 54 grados Fahrenheit (-4, 4 y 12 grados Celsius) y las estuvieron examinando con el objetivo de detectar cambios en la actividad microbiana a través de una simulación de "lo que sucede en un verano de Alaska, bajo condiciones climáticas futuras donde estas temperaturas alcanzan áreas más profundas del permafrost", explicaba el autor principal.
No se encontraron grandes cambios, solamente se reactivaron algunos microbios y entre el 0,001 % y el 0,01 % de las células eran reemplazadas por células nuevas y activas, pero con el pasar de los meses el deuterio de las muestras permitió ver el consumo de agua que hacían para construir membranas grasas para rodear sus células, lo que reveló que los organismos antiguos producían preferentemente ácidos grasos llamados glicolípidos, que los investigadores creen que podrían estar involucrados en la criopreservación, escriben en Live Science. Medio año después, los incubados a 3°C y 5°C tuvieron cambios drásticos, llegando a ser tan activos como los más modernos y produciendo estructuras viscosas llamadas biopelículas, lo que demostró que no eran "muestras muertas de ninguna manera".
Análisis de los resultados
Según lo que muestran los resultados, todo esto tiene implicaciones para el Ártico y el clima de la Tierra, pues los microbios del permafrost sobreviven gracias a la materia orgánica al convertirla en dióxido de carbono y metano, y con los cambios de temperatura, su permafrost se está descongelando rápidamente. Con los veranos árticos prolongándose, las colonias de microbios antiguos tienen a despertar aún más y a emitir más carbono. Explican que en esa zona la liberación es mayor, y al producirse a gran escala puede contribuir al cambio climático, provocando un efecto dominó que aceleraría el deshielo del permafrost y aún más calentamiento. Todo esto se ha definido como "una de las mayores incógnitas en las respuestas climáticas.
Así lo decía Sebastian Kopf, coautor del estudio y profesor asociado de ciencias geológicas en la Universidad de Colorado en Boulder, quien también planteaba preguntas sobre "¿cómo afectará el deshielo de todo este suelo congelado, donde sabemos que hay toneladas de carbono almacenado, a la ecología de estas regiones y al ritmo del cambio climático?", algo que no pueden saber a ciencia cierta porque en el estudio solamente se examinaron microbios antiguos de un lugar, cabiendo la posibilidad de que en otras zonas pueden reaccionar de manera diferente al calentamiento, porque "hay muchísimo permafrost en el mundo, en Alaska, Siberia y otras regiones frías del norte", especificaba Tristan Caro.




