El seto multiusos, perenne, fácil de cuidar... que ecológicamente plantea un grave problema
A pesar de su popularidad prolongada, tiene contraindicaciones

Laurel cerezo / imageBROKER/Jürgen Pfeiffer

A lo largo de los años, las tendencias en jardinería han ido cambiando poco a poco, sobre todo desde que se ha ido estudiando más sobre esta disciplina y los diferentes ejemplares con los que se trabaja. Por eso se han ido priorizando algunas sobre otras, desplazando a las que se supone que no son del todo beneficiosas para el entorno a pesar de que durante mucho tiempo habían sido muy populares de manera general. Es algo que le está ocurriendo al laurel cerezo.
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Como nos cuentan en Chip, esta planta, que recibe el nombre técnico de Prunus laurocerasus, ha sido considerada como un seto "para todo uso" por sus características. Es perenne, de bajo mantenimiento y tolerante a la poda, lo que la hacía muy apetecible para los jardines, sin embargo, parece que desde una perspectiva ecológica es un problema. Además de sus buenas cualidades, también es invasor, carece de diversidad de especies y resulta inútil para muchos animales autóctonos, por lo que se cree que es hora de replantearse el enfoque que se le da.
A las razones para su popularidad se añadían su rápido crecimiento, su follaje perenne y brillante, su facilidad de cultivo y su robustez, ofreciendo privacidad fiable, además de ser de adquisición barata, por lo que siempre se tomó como una solución ideal. Pero como nos indican, desde la perspectiva de la Unión Alemana para la Conservación de la Naturaleza y la Biodiversidad (NABU), una asociación ecológica con sede en Berlín, este arbusto supone un problema desde hace tiempo, indicando que los conservacionistas critican su presencia habitual en los entornos ajardinados por sus escasos beneficios.
Comentan que sus flores y frutos son inútiles para la mayoría de los insectos y aves a nivel nutritivo o polinizador, sirviendo solamente como refugio. El principal problema para estos es que es altamente tóxico, pero también muy difícil de compostar y puede propagarse de forma invasiva mediante la dispersión de semillas o la eliminación inadecuada de residuos de jardinería, como recoge Chip. Una vez que ocurre esto, desplaza a las especies autóctonas y genera una disminución de la biodiversidad.
Un punto venenoso
Los expertos apuntan que aunque es venenoso, el laurel cerezo no se considera extremadamente peligroso. Explican que todas las partes de la planta contienen glucósidos cianogénicos, los cuales liberan cianuro de hidrógeno cuando las células se dañan y provocan la inhibición de la absorción de oxígeno en la sangre, pudiendo ser mortal en altas dosis. Si se analiza por partes, la concentración de la toxina en las hojas y la pulpa es baja, pudiendo provocar náuseas si se consumen en grandes cantidades, en los casos más extremos.
En cuanto a sus semillas, sí son peligrosas, aunque solo si se mastican, pero enteras son inofensivas. Esto hace que la intoxicación en humanos no sea habitual, pero el arbusto puede llegar a ser mortal para animales de pastoreo como vacas o caballos. Sin embargo, perros y gatos no suelen correr riesgo porque evitan la planta. En cuanto al contacto de las hojas y los frutos con la piel, no representa ningún problema. Igualmente, desde Chip escriben que, aunque se considera un problema ecológico, los arbustos existentes no tienen por qué desaparecer del jardín, centrándonos en su función como refugio para las aves, aunque indican que aquellos que planten nuevos deberían pensar en alternativas autóctonas.




