Revelan las frases que más odian los cajeros de supermercados: ¿estarán en tu repertorio cotidiano?
Algunas cosas que decimos pueden ser estresantes para ellos

Cajera de supermercado / Noel Hendrickson

Los trabajos de cara al público tienen una serie de condicionantes especiales desde la contratación. Y es que la persona que ejerza un puesto de este tipo debe tener cierto don de gentes porque tendrá que interactuar con muchas personas a lo largo de sus jornadas laborales, lo que supone que tendrá que intentar crear un ambiente positivo y agradable para que los clientes se sientan a gusto y vuelvan a recurrir a los productos o servicios que estén a la venta. Es un peso grande que han de llevar los empleados, pero no el único.
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Tendrán que lidiar con muchas situaciones complicadas con personas que no conocen y que tienen diferentes formas de actuar, por lo que la paciencia es una virtud indispensable. En este sentido, los trabajadores de los supermercados son unos de los que encuadramos en este grupo del que hablamos, al igual que hicieron desde el medio Gazzetta, que nos explicaban que tienen que enfrentarse a los distintos estados de ánimo de las innumerables colas que se repiten cada día en estos establecimientos, lo que puede llegar a ser agotador mentalmente par ellos.
Normalmente se esconden tras una sonrisa y amabilidad, pero puede llegar a ser simplemente una tapadera para no mostrar el hartazgo, fatiga o estrés que pueden estar padeciendo, porque no se nos debe olvidar que sienten y padecen, y aguantar ciertas situaciones o comentarios de un sinfín de clientes puede llegar a afectarles. De esta forma, desde el medio antes mencionado nos dan una serie de frases que aseguran que estos empleados escuchan habitualmente y que suelen admitir que les irritan un poco.
Frases que no gustan a los cajeros
La labor de los cajeros no solo se limita a cobrar productos, sino que implica un contacto diario con personas, que cada una trae sus propias conductas, problemas, cansancio y condicionantes, además de sus formas de ser, lo que es un reto a veces. Interactuar con un poco de amabilidad no debería de ser complicado y marcaría la diferencia, pero no siempre pasa. Igualmente, el cúmulo de escenarios repetidos puede llegar a ser lo que desestabilice la paciencia de los trabajadores de supermercado, que dejan en claro las frases que no les importaría no volver a oír jamás.
- "¿Está cerrada?" Es una de las preguntas más comunes para ellos y termina por ser irritante cuando pasa con tanta frecuencia. Normalmente, cuando una caja está cerrada suele haber un letrero que lo indica, pero aún así, sorprendería el alto número de personas que se acerca a cerciorarse a pesar de que lo está leyendo claramente. En Gazzetta escriben que cuando los clientes preguntan esto, la mayoría de los empleados sonríen amablemente y responden afirmativamente, aunque por dentro estén conteniendo un profundo suspiro.
- "Si no se escanea, es gratis". Una de las bromas que no terminan de convencer a los empleados de supermercados, y no es porque sea hiriente, sino porque cuando lo escuchas constantemente termina por cansar. Suele ocurrir cuando la máquina no termina de leer un producto que están pasando por el escáner, por lo que es común que alguna persona suelte un "si no lo escanea, entonces es gratis", mientras la otra persona intenta introducir el código de barras correctamente. El chiste, en primera instancia, puede hacer gracia, pero cuando te lo repiten cientos de veces...
- Silencio grosero. Como indican en el artículo, los cajeros afirman que lo más difícil de su trabajo no es estar de pie ni la rutina diaria, sino la falta de cortesía. Y es que suelen encontrarse con un buen número de clientes que ni responden a un "buenos días", "buenas tardes" o "buena suerte", lo cual aseguran que "es frustrante intentar ser amable y que lo único que recibas es silencio". Realmente, a veces es incomprensible cómo puede costar tanto a ciertas personas un simple gesto agradable.




