Un prestigioso psicólogo explica qué significa que tus hijos se pongan tus zapatos
En cada acción que dan los niños, se encierra un mensaje importante
Niña con zapatos de adulto / simarik
El desarrollo de las personas es progresivo y comienza desde el primer día que vienen al mundo. Cada estímulo ayuda a aprender cosas nuevas, no solo el lenguaje, que también, sino la forma de actuar e incluso pensar, porque el contexto donde crezca es de lo más importante. Sobre todo en los primeros años es cuando más nos empapamos de todo lo que sucede en nuestro entorno, porque aprendemos a través de la observación y la imitación hasta crear nuestra propia personalidad. Las etapas son muchas y la complejidad máxima.
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Es por ello que no es nada fácil criar a los hijos, porque se nos escapan muchas cosas que creemos que son simples anécdotas pero que realmente nos arrojan más información de lo que podríamos pensar. En este sentido, aparece una acto que prácticamente todos los niños hacen sea cual sea su entorno. Esos pequeños que han abierto el armario de sus papás, han cogido ropa y zapatos y se los han puesto, dejando una estampa algo cómica vistiendo prendas y calzado que les quedan muy grandes. Pero, ¿realmente es una simple chanza infantil?
Pues resulta que no solo refleja un simple juego, sino que los expertos apuntan a que tiene un significado mucho más profundo del que muchos adultos imaginan, como casi todo lo que hacen los infantes. Así abordó esta situación concreta Javier de Haro, psicólogo especializado en crianza infantil y desarrollo personal, a través de un vídeo explicativo que publicó en sus redes sociales. "¿Te has fijado en que los niños entre los dos y cinco años les encanta ponerse tus zapatos y caminar por casa?", comienza diciendo, para después dejarnos claro que todo es más profundo de lo que creemos.
Las tres fases que hay detrás
De Haro manifiesta que hay tres cosas que se juntan cuando un niño se viste así, pues están inmersos en unas etapas muy concretas. En particular, dice que se encuentran en fase exploratoria, fase imitativa y fase de juego simbólico, lo cual "le sirve para aprender y comprender mejor el mundo". Afirma que cuando estas se combinan "hacen que cuando se ponen tus zapatos no esté simplemente jugando, sino que hay mucho más", pasando a explicar un poco cada una de esas etapas por las que pasan los más pequeños y que podemos observar escondidas en ese tipo de acciones.
Primeramente, nos indica que "jugando a ser mayor, explora y construye su identidad", porque "pasa del plano 'soy un niño' al de 'soy papá' o 'soy mamá', y así, con esos diferentes planos, viendo las diferencias, puede explorar su identidad", de ahí que explore todas las cosas que tiene a su alcance, sea cual sea. En segundo lugar, esto ocurre porque "siente pertenencia y conexión", y aunque parezca una locura, con el simple hecho de compartir nuestros zapatos, el niño "tiene la sensación de ser aún más parte de tu universo".
Por último, destaca un aspecto que define como fundamental, que es el del aprendizaje de la empatía y la comprensión social. "Al imitar, entienden mejor cómo actúan los demás, cómo se comportan los mayores y también aprenden a ponerse en los zapatos del otro, en sentido figurado y también literal", comenta un De Haro que, con todo esto, lanza una consejo muy claro de cara a encontrar una situación así próximamente: "La próxima vez que lo veas caminando torpemente dentro de tus zapatos gigantes, no se los quites, porque no solo está jugando, está dando pasos para construir quién es y quién va a ser".