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Una doctora estudia a sus pacientes mayores durante 40 años y da con las 8 claves para alcanzar la felicidad

Con su experiencia, ha tomado una serie de rutinas diarias

Personas mayores / Catherine Delahaye

Personas mayores

La atención a las personas mayores es primordial para que pasen sus últimos años de la mejor manera después de toda una vida de esfuerzo y sacrificio por los demás. Es momento de devolverles todo eso que nos han dado intentando hacerles más fácil su existencia, porque ellos no dejan de darnos lecciones, conocimiento y alegría. Solemos ver cómo, seguramente, ellos que han vivido mucho más de lo que les queda, son bastante más felices, de manera general, que las personas de esta nueva generación. Porque tienen una forma de ver el día a día diferente, por el contexto donde crecieron y por cómo ven el mundo.

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En CNBC Make It escribe sobre este tema Rosanne Leipzig, que es Profesora Gerald y May Ellen Ritter y Vicepresidenta Emérita del Departamento de Geriatría y Medicina Paliativa de Brookdale en la Escuela de Medicina Icahn del Monte Sinaí de la ciudad de Nueva York, con experiencia de más de 40 años trabajando como geriatra, es decir, una doctora que trata a adultos mayores, bastantes de ellos superando los 80 años. Esta explica que, además de factores fisiológicos referentes a la salud, "en medicina geriátrica, adoptamos una perspectiva más amplia utilizando un marco denominado '5M': lo que más importa, la mente, la movilidad, los medicamentos y la multicomplejidad".

Sobre esas claves, hace hincapié en el último aspecto, que considera "especialmente primordial y tiene en cuenta cómo nuestra salud y bienestar se ven afectados por lo que nos sucede, no solo a nivel médico, sino también financiero, social y emocional". La doctora apunta que "envejecer es una cuestión de transición", por lo que la forma en la que afrontamos cambios vitales y la actitud que tenemos ante ellos "son los principales indicadores de si tendrá una vida plena, plena y significativa", apuntando lo que hace todos los días para sentirse mejor y vivir más tiempo, después de todo lo aprendido en su experiencia.

1. Mover el cuerpo

Leipzig comienza el día con un "saludo al sol", lo que explica que es "una rutina de estiramiento de yoga que me despierta y hace que mi sangre bombee", además de haber estado trabajando en los últimos tiempos con un entrenador y yendo al gimnasio varias veces por semana. Es decir, arranca cada mañana con algo de ejercicio físico, lo que le ha hecho sentirse más fuerte, más concentrada y más equilibrada, así como consigue dormir mejor, en tan solo unos pocos meses desde que adoptó esta rutina diaria.

2. Estirar la mente

Además de ejercitar el cuerpo, también lo hace con la mente. "Todas las mañanas, practico los juegos de palabras del New York Times para despertar mi mente", asegura la experta, que tiene muy claro que el envejecimiento tiene un componente de "úsalo o piérdelo", por lo que hay que intentar estar activos a todos los niveles si no queremos que se atrofien nuestros sentidos. "Al hacer esta sencilla actividad, mi cerebro se siente más alerta y soy más capaz de recordar palabras, especialmente aquellas que no uso habitualmente", escribe.

3. Salir a la naturaleza

Con una vida entre cuatro paredes la mayoría del tiempo, ya sea en casa o en el entorno laboral, Leipzig comentó que se esfuerza por pasar tiempo al aire libre siempre que puede, cada día, sobre todo cuando hace buen tiempo. "Estar al sol mejora mi estado de ánimo y mi sueño", comenta la autora dela artículo, que asegura que a veces es complicado porque quizá no tenga tantas ganas de levantarse e irse, pero se fuerza. "Me aseguro de al menos pasar algún tiempo en la terraza o en el parque cercano".

4. Estar involucrado en la comunidad

"Durante años, he cantado en el coro de mi sinagoga y he participado en diversos trabajos voluntarios. Soy mentor de estudiantes de medicina, colaboro en programas de cuidado de la memoria para personas con demencia y defiendo causas que me interesan, como el acceso a la atención médica, la inmigración y la vivienda justa", escribe Rosanne, quien asegura que "a través de estas actividades, he seguido haciendo amistades significativas con personas de todas las edades", lo cual refuerza el caracter social que todos llevamos intrínseco como seres humanos.

5. Utilizar ayudas para mejorar la calidad de vida

Cuenta como anécdota que comenzó a usar audífonos a los 60 años y fue un gran cambio. "No solo oía mejor, sino que también tenía más energía, ya que entendía mejor lo que decían", decía haciendo referencia a que muchos de sus pacientes se niegan a probarlos simplemente porque tienen la creencia de que así parecerán más viejos. Ante esto, ella les argumenta que más lo parecerán si no pueden participar en una conversación, además, en el aspecto técnico, estos pasan totalmente desapercibidos. "No tengas miedo de hacer pequeños cambios para mejorar tu calidad de vida", aconseja la experta.

6. Luchar por la interdependencia, no por la independencia.

A pesar de que cuando envejecemos podemos tener la sensación de que depender demasiado de los demás puede parecer una pérdida de autonomía, lo que hay que luchar es por "la interdependencia", que significa "concentrarse en lo que realmente desea hacer y permitir que otros le ayuden a lograrlo, ya sea usando audífonos, un bastón o recibiendo asistencia que le permita permanecer en casa". En este sentido, cuenta la anécdota de un amigo que estaba enfermo y quería ir a un concierto especial para él, así que decidió ir en silla de ruedas, y aunque no fue fácil presentarse en ese estado, "se lo pasó genial escuchando música y viendo a viejos amigos".

7. Resistirse activamente al edadismo

La sociedad es increíblemente edadista, comenta Rosanne, argumentando que "a menudo estereotipamos a los adultos mayores y los tratamos como si fuéramos seniles, incompetentes, rígidos o inexistentes". Si esto lo presenciamos, nos insta a defendernos y defender a los demás que lo están sufriendo, poniendo encima de la mesa incluso investigaciones que demuestran que "las personas con una percepción positiva del envejecimiento viven más y están en mejor forma". Nunca esconde los años que tiene, al revés, se siente orgullosa y desea a todos con los que sale el tema que lleguen a viejos.

8. Disfrutar del progreso gradual

"Mi mejor consejo para vivir más y sentirse más feliz es que, cuando te enfrentes a un cambio, te adaptes de forma creativa", dice Leipzig, que pone un ejemplo concreto con la máquina de remo del gimnasio, la cual le costaba mucho entrenar, pero ahora consigue aumentar la intensidad semana a semana. "Recuerdo a la mujer de 82 años que batió el récord y corrió el Maratón de Boston el año pasado con un tiempo de cinco horas y 54 minutos. Empezó a correr a los 60 años", pone de introducción para terminar lanzándonos un consejo vital: "Compite contigo mismo y disfruta del progreso y las mejoras que hagas. Nunca se sabe lo que es posible".

 

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