Se construye una casa nueva, decide 'remodelar' los árboles de su vecino ya que está y las autoridades lo paran todo

La normativa en los países desarrollados en cuanto a la preservación de áreas verdes y las zonas ajardinadas, ya sean públicas o privadas, se han endurecido bastante en los últimos años. De esta forma, se indican varias restricciones en los ordenamientos de cada lugar que hay que seguir a rajatabla cuando se lleva a cabo cualquier modificación u obra en espacios en los que haya árboles y arbustos, teniendo que cumplirlas si no se quiere llegar a tener un perjuicio económico grave por las sanciones derivadas si no se hace conforme a lo establecido. De esto puede dar buena cuenta una pareja alemana que se ha visto en un brete.

Este matrimonio obtuvo la pasada primavera una licencia de obra y autorización para talar varios árboles en su parcela, entre ellos dos pinos, dos tejos, seis hemlock, una alerce y otros ejemplares situados en el centro y el jardín delantero, pero como recogen en Agrarheute, todo esto estaba sujeto a ciertas condiciones. Debían de proteger el resto de los que se encontraban allí, incluidos los colindantes de los vecinos, mediante vallas de seguridad y respetando un radio mínimo de 2,5 metros desde el tronco en cualquier excavación.

El departamento de jardinería municipal impuso también una revisión previa por parte de sus técnicos para verificar la instalación de los sistemas de protección, todo ello basado a la ordenanza local que prohíbe expresamente dañar raíces, troncos o copas de árboles protegidos, llamada Baumschutzsatzung en Alemania. Los propietarios tenían toda la información, pero el problema vino por la intervención de la empresa encargada de llevar a cabo la obra, B. GmbH, quien no se encargó al 100% de los condicionantes, al perecer por falta de conocimiento sobre estos.

Incumplimiento y consecuencias

La empresa contratada no tuvo en cuenta las restricciones y durante los trabajos de excavación para la rampa de acceso al garaje subterráneo que estaban construyendo, arrancaron parte del sistema radicular de un nogal de más de 40 años, situado en la finca colindante. El daño con la pala fue muy grave para la salud del árbol, tanto que no pudieron salvarlo a pesar de los esfuerzos de los vecinos y tuvo que ser talado pocos meses después. Ahí se precipitó el litigio que ha hecho saltar esta historia a los medios de comunicación alemanes.

Después de esto y la correspondiente denuncia de los vecinos, la autoridad urbanística hizo que se parara la obra y comenzó un procedimiento judicial en el que los afectados reclamaron la reposición del valor del árbol y los costes de retirada, que ascendieron a 7.671 euros por el ejemplar y 2.261 euros por la tala y eliminación.

El Tribunal Regional dio la razón a los demandantes y sentenció que el matrimonio había incumplido las obligaciones de seguridad al no garantizar que la obra se desarrollara sin riesgos para terceros, y aunque habían alegado que la realización de los trabajos y el no haber tenido en cuenta las restricciones fue por parte de la empresa constructora, la autoridad dejó claro que el responsable último es el promotor, que es quien debe supervisar e intervenir para evitar daños que son previsibles. De esta forma, tendrán que pagar los 9.932 euros reclamados.