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Brad T. Klondike, psicólogo: "En lugar de decir 'No tenemos dinero' a tus hijos, trata de decir esta alternativa"

Hay que tener cuidado con las explicaciones que damos

Representación de persona sin dinero / skaman306

Brad T. Klontz es psicólogo financiero, profesor y planificador financiero certificado con más de 15 años de experiencia en psicología del dinero, además de experto en el curso 'Cómo criar niños financieramente inteligentes' de Smarter y miembro del Consejo de Asesores Financieros Digitales de CNBC, medio donde explican que ayuda a sus clientes a comprender y superar las creencias y patrones subconscientes que afectan sus comportamientos y decisiones en cuanto a la economía personal. Y en este sentido, escribió hace unas semanas un artículo hablando sobre un tema muy concreto con relación a los niños.

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Este abordaba que no debemos decir a nuestros hijos frases tan contundentes como "no tenemos dinero" o "no podemos permitírnoslo", algo que es muy habitual en muchos hogares, según ha podido saber por su dilatada trayectoria, ya que tarde o temprano siempre pedirán algo que supere el presupuesto establecido, porque lo tengan otros compañeros del colegio, lo hayan visto en algún anuncio o simplemente porque está de moda. El problema es que, una vez te niegues a esas peticiones, estos exigirán una explicación, una bastante incómoda de dar por lo difícil que es negarle algo a un hijo y que tengan la sensación de que no tienen todo lo que querrían por imposibilidad.

Además, Klontz apunta que esa petición "también podría despertar viejos recuerdos de carencia o generar sentimientos de vergüenza por no poder darles lo que otros tienen", emociones que "facilitan la irritación". Pero, como psicólogo financiero, sugiere en su artículo eliminar estas frases de las conversaciones con los hijos, dando una serie de razones por las que nunca deberíamos decírselas, así como muestra qué tendríamos que hacer en su lugar.

1. Probablemente no sea verdad

El experto comenta que es posible que decir a los hijos que no se puede hacer frente a una adquisición concreta no es del todo cierto, "y los niños lo perciben". Y es que apunta que, si realmente fuera para una emergencia, con la propia desesperación podríamos conseguir el montante necesario, ya sea vendiendo algunas pertenencias, maximizando las tarjetas de crédito o buscando alguna actividad complementaria que reportara más ingresos. "Probablemente puedas encontrar la manera de conseguirlo, así que decir 'No podemos permitírnoslo' suele ser insuficiente", porque ellos lo saben.

2. Crea scripts de dinero basados ​​en la escasez

Haciendo un paralelismo con los dulces, explica que si se le niega algo siempre, seguramente se dé un atracón nada beneficioso cuando tenga la oportunidad. "El dinero funciona igual", asegura el psicólogo financiero, que nos explica que si los niños crecen escuchando "no tenemos dinero", puede "internalizar una sensación de escasez financiera", y cuando llegue a la edad adulta y le ofrezcan tarjetas de crédito, préstamos estudiantiles y financiación fácil, la respuesta emocional podría ser la de "por fin puedo conseguir lo que nunca tuve".

Las consecuencias de esto son que gasten de más, usen mal el crédito y tener estrés financiero de por vida por el mismo ansia de saciar las carencias continuadas que tuvo durante la niñez. "Explicarle a un niño por qué no le compras algo es diferente. En lugar de inculcarle la idea de que el dinero escasea, puedes centrarte en enseñarle las razones por las que priorizas otras cosas", razona Brad sobre el método idóneo para llevar este tipo de situaciones y prevenir las consecuencias futuras en sus vidas.

3. Pierdes una oportunidad de enseñanza

Klontz nos dice que, cuando tu hijo te pide algo caro, es la oportunidad idónea para explicarle por qué ciertos gastos no están en el presupuesto, para qué está ahorrando tu familia, por qué priorizas los objetivos a largo plazo sobre el pensamiento a corto, cómo gastar demasiado en ciertas cosas lleva a problemas financieros y por qué es importante la gratificación retrasada. No hay que desanimarlos si piden algo poco realista, sino que podemos usarlo como inspiración. "Háblales de emprendedores e inversionistas que acumulan una fortuna lo suficientemente grande como para permitirse sueños como ese, y de cómo tu hijo también puede esforzarse por alcanzar grandes metas", escribe.