El misterioso artefacto de 5.000 años de antigüedad que desconcierta a los investigadores durante décadas
A pesar de haber sido descubierto hace casi un siglo, no hay nada claro

Necrópolis de Saqqara / Nick Brundle Photography

En 1936, se descubrió en la tumba del antiguo funcionario egipcio Sabu, enterrado en la necrópolis de Saqqara durante la Primera Dinastía (entre el 3000 y el 2890 a. C.), un artefacto que aún tiene desconcertados a arqueólogos y egiptólogos por su forma inusual y su función desconocida. El lugar de su hallazgo se considera una de las estructuras funerarias monumentales más antiguas del lugar, y esa tumba rectangular con paredes inclinadas es fascinante, habiendo contenido numerosos objetos y herramientas, pero ninguna como esta pieza, que destaca sobre el resto por su diseño peculiar.
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Y a pesar de que tiene 5.000 años, el debate científico está encima de la mesa sin poder darle una interpretación definitiva, como apuntan desde Hamburger Abendblatt. El artefacto tiene aproximadamente 61 centímetros de diámetro y 10 centímetros de altura, estando fabricado con una roca sedimentaria metamorfoseada de grano fino conocida como metasiltita. Pero si algo tiene de curioso es su forma, que es parecida a la de una rueda o un tapacubos, no habiéndose encontrado otros objetos de aquella época que se asemejen a este, pues la mayoría de recipientes y objetos cerámicos de ese periodo tienen formas sencillas y utilitarias, mientras que el bautizado como disco de Sabu presenta una elaboración delicada y compleja.
Esto ha llevado a los expertos a lanzar diferentes hipótesis sobre su funcionamiento y a qué estaba destinado, pero no hay una establecida que convenza a todos. Algunos creen que podría haber tenido una función ritual o simbólica relacionada con prácticas funerarias o creencias sobre el más allá, mientras que otros apuntan a simplemente un recipiente ceremonial para almacenar alimentos, aceite u ofrendas para los difuntos. Por otra lado, los más aventurados proponen que quizá se trate de un componente de algún mecanismo desconocido hasta la fecha, pero todo son elucubraciones y especulaciones sin ningún tipo de confirmación, como se apunta desde el artículo del medio alemán antes mencionado.
Un gran enigma
El disco de Sabu deja de manifiesto la cantidad de secretos que esconden las civilizaciones antiguas, porque aun habiendo aparecido un objeto tan peculiar en la tumba de un funcionario importante, lo que sugiere que tenía un valor simbólico o social significativo, no tenemos conocimiento alguno de a qué estaba destinado. Si bien, en los enterramientos de élite de la época era común almacenar recipientes de piedra, herramientas de sílex y de cobre, y restos de animales como parte de sacrificios, por lo que esto puede ser una pista sobre algún tipo de práctica funeraria desconocida hasta la fecha que podría estar relacionada con las jerarquías sociales de antaño.
Este artefacto sigue siendo uno de los más intrigantes de la arqueología egipcia temprana por su forma extraordinaria y la falta de una función claramente definida, lo que continúa desafiando a investigadores y abren la necesidad de volver a examinar ciertos supuestos sobre la tecnología, la simbología y los rituales en el antiguo Egipto, porque después de casi un siglo desde su descubrimiento, no hemos podido descifrar un enigma que acompañó al ser humano de hace milenios.




