Le despiden por mudarse seis horas a distancia del trabajo y acaba pidiendo 100.000 euros de indemnización por las molestias
Una relación que enquistada durante mucho tiempo

Despido / Peter Dazeley

El año pasado empezaron a torcerse las cosas entre un empleado y una empresa de informática en Maastricht (Países Bajos), siendo el comienzo de todo la solicitud del primero de una licencia de ausencia del trabajo sin remuneración. Accedieron a esta excedencia, pero con condiciones, puesto que al ser transferido a otro equipo dentro de la empresa, su rendimiento estaba siendo considerado "muy por debajo de las expectativas" y le dijeron que cuando regresara debía recibir apoyo para mejorar en su empeño, como escriben en Libertatea.
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El trabajador no se tomó nada bien este juicio sobre su trabajo ni las condiciones que le ponían, por lo que tomó la decisión de retirar su solicitud de licencia sin sueldo para pedir otra en la que sí cobraría, además de negarse a firmar el documento que le llegó por carta porque consideraba que de esta manera podría interpretarse como que admitía que estaba teniendo un bajo rendimiento. La erosión de esta relación laboral estaba en marcha e iría a peor. A comienzos de 2025, la empresa le mandó una advertencia formal por ausencias sin previo aviso, cambios de horario de última hora y estar en la oficina solo cuando quería.
La representación de la empresa alegaba que este comportamiento iba en contra de las normas internas, de ahí que le enviaran esa advertencia sobre su conducta. ¿La respuesta del trabajador? se declaró enfermo, justificando así todo esto. Esto no fue bien avenido por su empleador, que tomó la decisión de anularle los días de teletrabajo para controlar mejor su actividad, pero el hombre informó poco después que padecía síndrome de Asperger, que habría sido diagnosticado y tratado hace años por un médico de Aquisgrán (Alemania), lo que le provocaba sensibilidad extrema a ciertos estímulos. Seguía el tira y afloja entre ellos, hasta que llegó la gota que colmó el vaso.
Sus compañeros empezaron a quejarse del comportamiento que tenía en la oficina, molestando ciertas actitudes y acciones que incluso habrían impedido que realizaran su trabajo. La empresa no podía tolerar más situaciones con este hombre, así que lo suspendió de empleo, momento que aprovechó para mudarse a Alemania con sus padres. Igualmente, debía de cumplir con ciertas obligaciones, como el reconocimiento médico una vez que iba a reincorporarse, pero faltó a la cita. Las explicaciones a esto las dio su abogado, quien argumentó que no se podía solicitar el viaje porque su cliente vivía a seis horas del lugar de trabajo. No cabía más paciencia y fue despedido.
Conflicto legal
La empresa argumentó, además de ciertas actitudes, que el empleado no cooperaba en el proceso de reinserción después de la suspensión y, por ende, tomaron la decisión de rescindir su contrato. Ante esto, se encontraron con una respuesta bastante significativa: una demanda en la que se pedía una indemnización de 100.000 euros. Esta fue sustentada mediante la alegación de que el empleador había incurrido en un mal trato contra él durante todo este tiempo que había desembocado en una conducta grave final con despido improcedente, a su parecer.
Esto llegó hasta un juez de Maastricht, quien dictaminó que el despido inmediato no era legal porque no se aplicó inmediatamente después de la presunta falta, pero como recogen desde De Limburger, el tribunal consideró que la rescisión del contrato de trabajo estaba totalmente justificada después de todo lo acontecido. La argumentación sobre esto es que el trabajador actuó de forma culpable al desplazarse, sin consulta y sin necesidad manifiesta, a seis horas de su lugar de trabajo, dificultando de esta manera el cumplimiento de sus obligaciones de reinserción profesional después de la suspensión.




