Pone a caldo a su jefe en redes, es despedido y acaba recibiendo 15.000 euros de indemnización
El fallo judicial fue claro en sus especificaciones
Despido / RUNSTUDIO
Desde Linternaute cuentan una historia que se remonta a hace más de un año. Fue en 2024 cuando Ilkka Lehtomäki, un cuidador que trabajaba para una autoridad regional de salud y bienestar social en Finlandia, decidió publicar en su perfil personal de Facebook un mensaje en el que se mostraba muy crítico con su empleador. Entre otras cosas, se recogen frases como "¿quizás planean hundir aún más el sistema de atención domiciliaria en el caos? Deben haber olvidado que estas son personas reales que trabajan en primera línea. No son inútiles, al contrario de cómo las tratan ahora", lo que no gustó para nada.
Más información
Tanto es así que la decisión fue igual de dura que el mensaje: despido fulminante. Consideraron que había incumplido el deber de lealtad, incurrido en un comportamiento inapropiado y provocado una irrevocable pérdida de confianza. Aún así, en el artículo aseguran que la primera reacción del empleador fue la de lanzar una advertencia y pedir que se borrara la publicación, pero el cuidador se negó a hacerlo. Esto hizo que la consecuencia fuera la pérdida de su trabajo, aunque añadieron una serie de supuestos para sustentar esta acción.
Alegaron el incumplimiento del horario laboral o de las fechas de vacaciones con el fin de justificar el despido, algo con lo que Lehtomäki no iba a tragar, así que interpuso una demanda. El Tribunal de Distrito de Kymenlaakso (Finlandia) convino en su fallo que la Autoridad Regional de Salud y Bienestar Social no tenía motivos válidos y legítimos para despedir al empleado e incurrió en discriminación con él por dar su opinión, lo que va en contra de la ley local de igualdad que protege la libertad de expresión, sea por el medio que sea. Determinaron que Ilkka no había criticado a ninguna persona en particular y que su publicación no contenía mentiras ni información confidencial falsa.
Reacción y consecuencias
Aunque el tribunal reconoció que el cuidador quizá se comportó de forma inapropiada con su supervisor directo, una vez que recibió la advertencia, no volvió a actuar de esa manera. El propio Lehtomäki manifestaba que "el despido fue una medida bastante drástica", por lo que se sentía muy bien con la decisión de la justicia. "Buscamos defender la libertad de expresión y el derecho a criticar al empleador. Es maravilloso haber ganado", dijo el empleado una vez que se hizo público un veredicto que le reportará también un montante económico.
Se condenó a la Autoridad Regional de Salud y Bienestar Social de Kymenlaakso a pagarle unos 15.000 euros en concepto de indemnización por despido improcedente, montante que cubre la pérdida de salarios y la compensación prevista en la legislación finlandesa, así como tendrá que asumir las costas judiciales. Igualmente, Illka aseguraba que el dinero no era su motivación, sino que "quería ser la voz de los empleados. Es importante que la agencia de servicios sociales se vea obligada a admitir que se equivocó", y parece que lo hace, puesto que no tiene intención de apelar la decisión, como aseguró Kalle Eklund, director administrativo del departamento de servicios sociales.