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Le despiden por no impedir un robo en su empresa, la justicia tira del hilo y acaba ganando 42.000 euros en los tribunales

La clave estuvo en las declaraciones ante el tribunal

Alerta de seguridad / Dimitri Otis

Alerta de seguridad

Todo sucedió hace casi seis años. En la noche del 9 al 10 de febrero de 2020, una alarma sonaba en la sede de una empresa de seguridad privada de Francia, donde había un agente realizando su turno nocturno con rondas e intervenciones ante cualquier incidencia. Sin embargo, el robo se produjo a pesar de que el empleado estuviera en el recinto, cosa de la que se había asegurado la empresa, que alegaba que el centro de teleseguridad lo habría contactado alrededor de las 1:26 de la madrugada para que acudiera a comprobar la situación al activarse los avisos sonoros del suceso. Sin embargo, esto difiere con los registros del hombre.

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Cuentan en Le Figaro Emploi que el último incidente registrado en su bitácora, el registro donde anota todo lo que hace u observa durante su turno, data de las 0:43. A pesar de ello, la compañía seguía asegurando que había sido informado directamente y, al no haber acudido a la zona donde se producía el robo, que terminó con la sustracción de un ordenador y una ventana rota, había incumplido gravemente las obligaciones de su cargo, por lo que fue suspendido cautelarmente hasta que, un mes después, la dirección decidió despedirlo definitivamente por haber incurrido en una falta grave por inacción en un incidente crítico.

Esto supuso la ruptura del contrato sin indemnización ni preaviso, alegándose que el comportamiento del agente rompía la confianza exigible en sus labores de seguridad. Ante esto, el hombre decidió denunciar el despido ante el tribunal laboral, pero este falló a favor de la empresa por considerar sus explicaciones correctas y dando validez a las pruebas aportadas, entre las que estaba la declaración interna de otro empleado, pero la cosa no quedaría ahí y el agente apelaría la decisión, lo que provocó un giro de guion sonado.

Sentencia final

El trabajador se presentó ante el tribunal de apelaciones negando la negligencia profesional de la que le acusaban diciendo en su defensa que no había recibido la llamada de alerta. Dicho tribunal examinó las pruebas aportadas por la compañía y consideró que la declaración del responsable que aseguraba que le habían llamado carecía de valor probatorio suficiente porque este no fue quien realizó el aviso. El abogado laboral Roman Guichard explicaba en Le Figaro Emploi que, "según la ley, una falta grave debe demostrarse con pruebas sólidas. Una declaración debe relatar hechos que su autor vio o escuchó directamente. No se puede describir una conversación que no se presenció", hecho por el que la justicia consideró que no se podía probar que el agente hubiera sido informado del robo.

Como en caso de duda la ley debe beneficiar al trabajador, no pudo demostrarse la negligencia alegada y el despido fue improcedente, aunque no se anuló. Lo que sí determinaron fue la condena a la empresa de pagar 41.569 euros, cantidad en la que se encuentra la indemnización por despido injustificado, compensación por la ausencia de preaviso, salarios pendientes y daños y perjuicios, así como las costas judiciales. Guichard convenía que "legalmente, es un caso muy típico. Cuando el empleador no aporta pruebas de la presunta falta grave, la sanción se impone automáticamente".

 

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