Elvia, la primera niña blanca en convivir con la tribu Hadzabe de Tanzania
A sus diez años, esta vecina de Egües (Navarra), ha pasado las navidades con los Hadzabe o Hadza, considerados como una de las últimas tribus de cazadores. No fue fácil hasta el punto de que no pudo "evitar llorar al ver la primera presa atravesada por una flecha"
Regresa a Navarra la primera niña "blanca" en convivir con la tribu Hadzabe de Tanzania
Pamplona
A sus diez años, Elvia, una niña residente en Egüés (Navarra), decidió pasar las navidades de una manera diferente. Y es que hay múltiples formas, pero sin duda la que le propusieron los padres de Elvia Gómez Troya a ella, es de las más auténticas y poco convencionales. Nochebuena sin Papá Noel ni Olentzero, para acabar conviviendo en un poblado Masai donde tuvo que adaptarse a las tareas diarias como ordeñar, pastorear y cargar leña. Pero lo realmente difícil llegó días después cuando se trasladaron a una zona remota de Tanzania donde tras localizar a un grupo de la tribu nómada Hadzabe convivieron con ellos casi una semana. "Cuando llegué ahí fue un cambio súper fuerte porque llegas ahí y es que no tienen absolutamente nada", cuenta, en La SER, Elvia. Era la primera niña blanca en entrar en contacto con este grupo: "Había un niño que de hecho se asustó mucho, yo le toqué el pelo y se asustó y se fue corriendo llorando a esconderse detrás de su madre".
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La propuesta de viaje se la hizo su padre Fernando, con un doble objetivo, apunta, "dar la oportunidad a Elvia de que conociera etnias que no tienen prácticamente de nada y por otra parte recuperar técnicas ancestrales que se están perdiendo". Elvia, que es hija de Fernando Gómez, fundador del Servicio de Rastreo Forestal y uno de los rastreadores de Europa de mayor actividad internacional, pudo poner en práctica buena parte de lo aprendido estos años de él y de su madre, Paloma Troya, también rastreadora. Aprendió además a reconocer con facilidad los rastros de animales nuevos para ella como los impalas o el diminuto dik dik, a localizar a los babuinos por sus gritos, a encontrar sabrosa miel siguiendo entre acacias y baobabs a un ave “indicadora” o a reconocer la cercanía de las hienas en la noche.
La tribu
Los Hadzabe o Hadza están considerados como una de las últimas tribus de cazadores- recolectores que aún existen en África. Ni cultivan plantas, ni crían ganado como los Masai, por lo que su supervivencia depende exclusivamente de lo que obtienen cada día de la naturaleza, principalmente de la caza. Y a ese tipo de vida es al que tuvo que adaptarse Elvia. Le tocó participar en duras y largas jornadas de caza, incluso de noche (para localizar babuinos aprovechando las horas de ausencia de luna) a través de un medio difícil y hostil, en el que cualquier error podía suponer un serio problema.
Elvia tras volver de Tanzania: "Cuando llegué allí fue un cambio súper fuerte"
"Elvia acabó recorriendo a pie más de 60 km andando y a veces hasta gateando a través del “bush”, un ecosistema de sabana y montañoso compuesto por denso matorral espinoso, y tuvo que adaptarse a comer desde impala cazado hace varios días, hasta los animales cazados en su presencia como tórtolas, perdices, tortugas, babuinos o incluso lémures", cuenta su padre.
"No fue fácil, ya que a unos ojos europeos e infantiles las situaciones vividas resultaban muy duras, hasta el punto de que no pudo evitar llorar al ver la primera presa atravesada por la certera flecha de estos bosquimanos. A ello se sumaba que al ser la primera niña blanca en entrar en contacto con este grupo sintiese un rechazo inicial, incluso en el único niño del clan que huía aterrorizado al ver a un ser de piel blanca, ojos claros y pelo largo y rubio. Sin embargo, su carácter fuerte y abierto consiguió que, al cabo de los días, fuese totalmente aceptada como una más del grupo compartiendo preciosos momentos alrededor de la hoguera con los cazadores y también con las mujeres", apunta Fernando.
Elvia tras volver de Tanzania: "De las cosas que más me han gustado ha sido cazar con ellos, fue un impacto"
Elvia echa la vista atrás y de todo lo aprendido se queda con una cosa, el momento de la caza: "Ha sido una experiencia súper bonita y de las cosas que más me han gustado ha sido cazar con ellos, ha sido un choque muy fuerte aunque luego ya me he ido acostumbrando, pero cazaron un lémur que es uno de mis animales favoritos y además me entregaron la flecha a mí como una recompensa por patear tanto".
Sin duda, recuerda Elvia, "una experiencia que le marcará para siempre, en la que ha descubierto la dureza de la vida en otras partes del planeta", pero también, cómo las diferencias que al principio parecen ser insalvables, finalmente son las que unen a las personas.
Una vivencia que ha sido posible gracias a la colaboración de la empresa Rift Valley Expeditions y que será plasmada en un nuevo cuento de la serie “Elvia la rastreadora” con el fin de compartir con otros niños y niñas la riqueza de la fauna africana, pero sobre todo la importancia de conocer y así respetar otras culturas.