Ana Ollo (Relaciones Ciudadanas): "El proyecto de Memoria sobre San Cristóbal lo debe elaborar Navarra"
La consejera mantiene que la propiedad del Fuerte en el monte Ezkaba debe seguir siendo del Estado
Ana Ollo, consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Navarra, sobre el proyecto de Memoria para el fuerte de San Cristóbal
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Pamplona
La Consejera de Relaciones Ciudadanas del Gobierno de Navarra, Ana Ollo afirma que el proyecto para recordar lo qué ocurrió durante el franquismo en la cárcel del fuerte de san Cristóbal, en el monte Ezkaba, debe ser tarea del Gobierno de Navarra, mientras que la propiedad del Fuerte debería mantenerse en manos del Estado, que a su vez, tiene que acometer tareas de rehabilitación de ese complejo militar.
El pasado viernes 10 de febrero, el ministro de Presidencia, relaciones con las Cortes y Memoria democrática, Félix Bolaños, y la presidenta del Gobierno de Navarra, María Chivite, acordaban convocar una mesa de trabajo para empezar a redactar el convenio que declarará el Fuerte de San Cristóbal como Lugar de Memoria.
La consejera navarra competente en estas materias, Ana Ollo, señala en Hora 14 que "el Fuerte ya es lugar de memoria desde la ley foral de 2013, pero con el artículo incluido en la Ley de Memoria Democrática se trata de impulsar un convenio para desarrollar un proyecto de memoria en ese espacio. En estos momento, Ollo recuerda que el Fuerte es propiedad del Gobierno de España, a través del Ministerio de Defensa, "por eso la necesidad de firmar un firmar un convenio entre los dos gobiernos y los ayuntamientos con el fin de delimitar las competencias y responsabilidades de cada una de las administraciones".
La consejera entiende que "el proyecto memorialístico tiene que ser hecho y gestionado por el Gobierno de navarra; esto es lo que en ese grupo de trabajo transmitiremos. Tiene que ser un proyecto memorialístico fruto del consenso también con los grupos políticos y con las asociaciones memorialistas, de forma que las personas que acudan allí sepan lo que fue ese espacio durante los años 30 y 40 del pasado siglo, cuando acogió a miles de presos; fue un espacio de cautiverio, de violencia y muerte." Ollo mantiene que la propiedad del Fuerte debe seguir en manos del Estado. "En este momento ese espacio necesita desde luego una rehabilitación o al menos una consolidación de esa fortificación porque ahora es un lugar incluso peligroso en algunas zonas". En ese sentido apunta a una partida presupuestaria del Estado de tres millones de euros destinada a la rehabilitación o consolidación del espacio existente. "Por parte de Navarra, nuestra propuesta será que el proyecto memorialístico fuera nuestro y financiado". "Estaríamos hablando de considerar un espacio de divulgación", señala la titular de Relaciones Ciudadanas, que "espera" que se produzca un consenso entre las fuerzas de todo el arco parlamentario sobre esta materia. "Creo que la memoria se merece un esfuerzo por parte de todos los grupos políticos y creo que podríamos llegar a un consenso en torno a un proyecto memorialístico que lo que quiere, simplemente es visibilizar y dignificar ese espacio por el que pasaron tantos miles de personas".
Historia del Fuerte
El Fuerte de Alfonso XII o de San Cristóbal se construyó para defender Pamplona, pero la aparición de la aviación de guerra hizo que esta instalación quedara obsoleta. Tras el movimiento revolucionario de 1934, el Estado lo habilitó como espacio de encarcelamiento hasta la amnistía de 1936 y con el golpe militar de julio se volvió a utilizar como penal.
Cientos de navarros fueron encarcelados en él como detenidos gubernativos sin haber sido sometidos a procedimiento judicial y hasta este Fuerte llegaron miles de prisioneros de toda España, especialmente castellanos y gallegos, sobre todo tras la caída de los territorios del frente Norte.
El primer intento importante de fuga del Fuerte fue en octubre de 1936, tras el que fueron ejecutados 25 presos, pro la gran fuga del penal de Ezkaba se registró el 22 de mayo de 1938 después de que las autoridades pusieron en marcha una búsqueda que finalizó con el asesinato de 220 personas.
Además, cientos de presos murieron a consecuencia de la insalubridad del penal, por la falta de atención médica y por la escasa alimentación.
En un primer momento los presos que fallecían eran enterrados en los cementerios de 12 localidades de la Cendea de Ansoain, cercanas a Ezkaba, pero al llegar estos lugares al límite de su capacidad, las autoridades militares decidieron crear un cementerio en las proximidades del Fuerte: el Cementerio de las Botellas.
Abierto en 1942 en la ladera norte del monte, en él se enterró a 131 personas con una botella entre sus piernas que contenía un documento con el nombre del preso, la edad, el estado civil, su procedencia, la condena y la causa del fallecimiento.