Transparentes

Pamplona

Hoy le vamos a dar un disgusto a Enrique Ossorio, al número dos de la presidenta madrileña Díaz Ayuso.

No, Enrique, el dinero no es de Pedro Sánchez, es de todos y de todas. Ni Pedro Sánchez, ni María Chivite son el sheriff de Nottingham, ese contra el que luchaba Robin Hood, que se quedaba con el dinero de los campesinos. Ni España ni Navarra son un régimen feudal, afortunadamente. Si hiciéramos un símil capitalista, tú y yo somos sus accionistas. Y por tanto el dinero que se usa es tuyo y mío.

Por eso, porque es dinero de todos, que por eso le llamamos público, queremos saber qué se hace con él y si alguien se aprovecha de ello. Con ese objetivo, entre otras cosas, se aprobó en 2012 la ley de transparencia. La aprobó un parlamento que ha tardado 11 años en aplicársela a sí mismo.

Reforma del reglamento que fue la receta que pusieron en marcha hace dos años cuando en la SER llamamos la atención sobre esa extraña situación. Algunos portavoces hablaron de cotilleo. Hoy alguna lo ha repetido. Cotilleo que estaba muy bien cuando no eres tú el cotilleado o la cotilleada, claro.

Pero transparencia y vigilancia del dinero público es también exigir que la plantilla pública, la que pagamos tú y yo, cumpla lo que firma. Si cobras un plus porque la norma te obliga a trabajar sólo para lo público, no puedes cobrar de lo privado. Es lo que LAB denuncia hoy de 10 facultativos. Y ponen el foco sobre quien debe vigilarlo.

Caso aislado dijo el consejero hace un mes con el primer caso. Ahora son 10. Una idea, que la lista de quien ha firmado esa exclusividad la tiene Salud. Basta con cotejarla con los cuadros médicos que las clínicas y entidades privadas ofrecen como gancho en sus webs. No hay que llamar al FBI ni nada, vaya.