Justicia ciega

Pamplona

En las fachadas de los tribunales de justicia más antigua se suele ver una estatua femenina sujetando una balanza y con los ojos vendados. La balanza que pesa lo justo y lo injusto y la venda sirve para simbolizar que la justicia es ciega porque no ve si está juzgando a un rey o a un mendigo. Cosas de la simbología tradicional, que luego la vida ya nos cuenta lo que nos cuenta porque al fin y al cabo la justicia no la imparten estatuas si no personas.

El Tribunal Constitucional avaló el pasado 23 de marzo la Ley Orgánica de Educación que recoge de manera expresa que los colegios en los que se separan a las alumnas de los alumnos, el modelo segregado, no recibirá financiación pública. No por capricho, sino porque el legislador considera que separarlos no fomenta la igualdad, uno de los valores que se consideran clave.

Cumplir esa ley es lo que han firmado los dos colegios que separan por sexo a su alumnado en Navarra para renovar los conciertos públicos. El de primaria primero, el de bachillerato luego y el de secundaria este mismo año. Lo han cumplido? Ya sabemos que no.

Por eso Educación decidió extinguir la financiación de bachillerato, una etapa no obligatoria. Hoy el TSJ, su sala de lo contencioso, obliga a mantener esa financiación hasta que decida, en unos meses, dice, sobre el recurso que presentaron los colegios.

Nada cambia, dice el consejero Gimeno. El tribunal, por cierto, obliga a los colegios a poner un aval para hacer frente a la posibilidad de que le dé la razón al Gobierno Chivite. Algo que parecería bastante probable teniendo en cuenta que el Constitucional, el más alto de los tribunales, ha avalado la ley en la que el ejecutivo basa su decisión de extinguir. Esa misma ley que Miravalles-El Redín e Irabia-Izaga han firmado hasta tres veces cumplir y han incumplido cada principio de curso.

Pero ya sabes, la justicia es ciega y no lee las noticias y también debe de ser sorda, que tampoco oye la radio, y no se ha enterado de la decisión del TC de marzo.