'Contar el Terror': Las víctimas, un "espejo ético" para la sociedad

Pamplona

Sara tenía 20 años cuando ETA asesinó a su padre, Fernando Buesa. Fernando era un destacado dirigente del PSE, el Partido Socialista de Euskadi, y ocupó diversos puestos de responsabilidad en las instituciones vascas, entre ellos el cargo de vicelehendakari. 23 años después de aquel atentado en el que también fue asesinado su escolta, Jorge Díez Elorza, Sara, la hija de Fernando, expone la importancia que para las víctimas tiene el poder expresarse en voz alta dando testimonio de cómo eran, como vivían, quiénes eran sus seres queridos a los que un día el terrorismo arrebató sus vidas. Y Sara Buesa, psicóloga de profesión, se explica en las aulas de la Facultad de Comunicación de la Universidad de Navarra, ante chicos y chicas que tienen, más o menos, la edad que ella tenía cuando los terroristas apagaron la vida de su padre. "Creo que las víctimas podemos ser una especie de espejo ético para la sociedad para mirarse. No siempre refleja una imagen bonita, agradable o cómoda, pero nos puede ayudar a tomar conciencia de lo que hemos vivido y a comprometernos con ese 'nunca más' que tiene que ser el objetivo que todos persigamos", explica Sara. Sus testimonios han sonado en La Ventana de Navarra, acompañados de una entrevista a la periodista y profesora de Comunicación María Jiménez, organizadora de la II Jornada Contar el Terror. Relatos en primera persona.

Buenas explica que "el terrorismo trató de acallar muchas voces con el uso de la violencia y el asesinato. El que hablemos de las personas que nos faltan y conozcamos sus historias, sepamos cómo eran, cómo pensaban, qué valores tenían, cómo vivieron, por qué les mataron, cómo murieron... sirve para mantener su legado de alguna forma. Es una motivación que me reconforta mucho. Recordar a mi 'aita' es agridulce y recordar cómo murió es doloroso, pero es bonito recordar cómo vivió y mantener ese legado". En otro momento del coloquio, Sara Buesa resalta como las víctimas y sus familiares y seres queridos han acabado con la "lógica de la violencia" no respondiendo con más violencia: "La voz de las víctimas tiene una fuerza compasiva y transformadora importante que hay que subrayar. Se ha dicho alguna vez que las víctimas, a pesar de haber sufrido la violencia más desgarradora e injusta, nunca han buscado venganza. Muchísimas víctimas están comprometidas con la paz y la convivencia y no instaladas en un discurso de odio y de venganza. Y eso rompe la lógica de la violencia". "La vivencia del sufrimiento a muchas personas nos ha hecho tomar conciencia realmente de su sinsentido. Y precisamente comprometernos por construir un mundo sobre otra lógica totalmente diferente".

Y ya en un plano personal, se explica: "Me pregunto muchas veces qué huella quiero aportar en este mundo y tengo muy claro que no quiero aportar ni un ápice más de dolor y sufrimiento y eso me hace comprometerme por cultivar una mirada amorosa hacia la vida, una mirada compasiva, comprometida, sensible al sufrimiento y comprometida con construir una sociedad de otra manera.

Entre las personas que intervienen en la mesa redonda interviene también Joseba Eceolaza, escritor, político que ha formado parte del Parlamento de Navarra por la formación Batzarre, dentro de la coalición Nafarroa Bai y sindicalista de CCOO. Eceolaza, que reflexiona sobre la importancia de resaltar la humanidad de las víctimas a partir de los pequeños o grandes detalles de sus vidas rotas, advierte de una sensación personal: "Percibo la sensación de la levedad de ETA. '¿Lo que nos pasó no es para tanto, no?' Creo que hay esa cierta sensación social de que afectó a muy poca gente y no fue para tanto y creo que la opinión pública me da la sensación de que está ahí". Eceolaza añade: "Hay que tener en cuenta que la violencia embrutece a quien la ejerce, pero también a quien la defiende. Nos tenemos que preguntar y tal vez ese es nuestro compromiso ético, que queda en nuestra sociedad de hoy de aquellas defensas de la violencia. Yo sí que percibo que tenemos problemas para aceptar el pluralismo o que hay una subcultura del odio todavía latente en un sector marginal y minoritario de la sociedad... ¿Dónde se percibe esto? En la consideración social hacia los victimarios, en los homenajes a los presos de ETA, en el espacio urbano".