¿Es factible que para 2030 todas los pisos en Navarra alcancen la categoría energética B?

Pamplona

Navarra cuenta con una ley de cambio climático, que marca que para 2030 todos los edificios residenciales de bloques -no unifamiliares- tienen que tener categoría energética B o superior. Para lograrlo hay habilitadas unas ayudas del Gobierno foral para ir adaptando los edificios pero, parece que las comunidades de vecinos, no terminan de decidirse a hacer estas actuaciones. Con los edificios de nueva construcción no habría problemas, asegura Daniel Maestu, responsable de la oficina de apoyo a la rehabilitación del Colegio Oficial de Arquitectos Vasco-Navarro, ¿pero qué ocurre con el parque de viviendas antiguo? Imposible a día de hoy, señala. "Los edificios que se han ejecutado en los últimos cinco años son edificios de consumo casi nulo, pero realmente en las tres letras E, G y F tendríamos un 80% de las viviendas que actualmente tenemos en Navarra; todos los edificios que se construyeron antes del 80 prácticamente ninguno tiene ningún tipo de aislamiento", indica.

Apuestan por un buen diagnóstico, el libro de edificio existente, que recoge el estado de conservación del edificio, manual de mantenimiento y las potenciales mejoras: "Comparándolas con un edificio que hiciésemos en este momento, código técnico de edificación, salubridad, protección contra incendios, seguridad y utilización, seguridad estructural; recoger todas las acciones para cumplir ese objetivo de calificación energética B en ese 2030". Un buen punto de partida, insiste, obligatorio para todos los edificios de más de 50 años.

"La ley es buena pero una comunidad de vecinos al final tiene un método de funcionamiento asambleario, este tipo de obras crea unas grandes conflictividades; a día de hoy hace falta tres quintas partes y si no la obra no se hace; y luego nos encontramos con una barrera muy fuerte que es 2030", añade Maestu.

¿Cómo se gestiona en una comunidad de vecinos?

Rehabilitaciones que deben ser aprobadas por tres quintas partes de la comunidad a día de hoy, pero en principio obligatorio a partir de 2023 según recoge la leye de cambio climático para Navarra. Algo que genera muchos problema de gestión dentro de las comunidades.

Y es que existe mucha incertidumbre ante la nueva ley, muy ambiciosa, apunta Peio Mendía, desde Colegio de Administradores de Fincas de Navarra: "Si vemos la capacidad que tienen de rehabilitar las empresas de Navarra estamos viendo que cuando más han rehabilitado se han realizado 7.500 vivienda en un año y si tendríamos que rehabilitar todas para llegar a nivel B necesitaríamos quince años para hacer todas las viviendas hechas antes de 1980 a este ritmo de rehabilitación; yo creo que es muy muy difícil".

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Todo ello unido a que las propias comunidades de vecinos, no terminan de decidirse a hacer estas actuaciones: "Pero a partir de 2030 si no se cambia la ley es que es obligatorio; con que lo pida un vecino no se puede votar, se tiene que ejecutar; entonces nos vemos en una conflictividad muy fuerte en las comunidades de vecinos"

Y apunta que sigue sobre la mesa el problema de qué pasa con el que no cumple.