Sociedad

El Palacio del Marqués de Rozalejo de Pamplona recupera su memoria

Todavía falta más de un año para su apertura pero los resultados de los trabajos ya empiezan a ser visibles

Fachada del palacio Marqués de Rozalejo en Pamplona / cadena ser

Pamplona

El Palacio del Marqués de Rozajelo se convertirá a lo largo de 2025 en el edificio referente emblemático de la memoria y la convivencia en Navarra. Las obras de rehabilitación del antiguo edificio barroco de la plaza Navarrería de Pamplona, iniciadas en 2022 y que cuentan con una inversión plurianual de 9,2 millones, entran ahora en su fase decisiva, según se ha podido observar en una visita a las obras que ha realizado la vicepresidenta segunda y consejera del departamento de Memoria y Convivencia, Ana Ollo.

La consejera destaca la importancia simbólica de este proyecto, así como el doble sentido de este edificio, ya que tendrá un uso administrativo acogiendo la dirección general de Memoria y Convivencia y del propio Instituto Navarro de Memoria, pero además será un inmueble abierto al público para para poder acoger exposiciones, consultas de fondos documentales... “Es una apuesta estratégica que viene desde la legislatura de 2015 con el valor de visibilizar la Memoria en un espacio muy emblemático y céntrico de la propia ciudad”, ha señalado la consejera, que ha agradecido la colaboración de Servicio de Patrimonio del Departamento de Economía de Hacienda y de la Institución Príncipe de Viana (departamento de Cultura), así como la labor de todos los profesionales que las están desarrollando.

Rozalejo es un proyecto liderado por el actual departamento de Memoria y Convivencia y contiene un alto valor simbólico de la apuesta del Gobierno de Navarra por la memoria”, apunta la vicepresidenta Ollo. “El edificio es la sede idónea para la Dirección General de Memoria y Convivencia y para el Instituto Navarro de la Memoria, y lo es porque es un espacio suficiente para implementar todas las herramientas necesarias, porque permite aunar sinergias, porque es un espacio en el centro de la ciudad con actividad y servicios dirigidos a la ciudadanía y porque sitúa a las políticas públicas de memoria en el centro de Pamplona como un espacio físico y un compromiso inequívoco".

Se trata de un edificio público con un doble uso. Por una parte servirá para concentrar y alojar de manera estable los distintos servicios y secciones de la Dirección General de Memoria y Convivencia y ser la sede del Instituto Navarro de la Memoria, referencia a nivel estatal desde 2018 con todo su fondo documental físico y digital; y por otra, tendrá un carácter abierto al público general y especializado no solo para consultar estos materiales (biblioteca, con más de 8.000 volúmenes, además de Oroibidea) sino también para asistir a exposiciones permanentes y temporales y otras actividades (reuniones, seminarios…) que se organicen en este ámbito, hoy también dispersas por distintos espacios de la ciudad.

Unas obras complejas

La intervención se está realizando siguiendo los criterios más actuales de sostenibilidad y eficiencia energética, así como el respeto al patrimonio arquitectónico y arqueológico. Rozajelo es un palacio barroco del siglo XVIII que fue adquirido por el Gobierno foral en 2005. El proyecto, que comenzó a esbozarse a mediados de 2018, fue redactado por los arquitectos Fernando Tabuenca y Jesús Leache, quienes ejercen la Dirección Facultativa de la obra, junto con el arquitecto técnico Javier Urdaci y Leache, equipo que ha explicado el desarrollo de las obras durante la visita.

El inmueble cuenta con alrededor de 2.000 metros de superficie distribuida en un sótano, un semisótano, una planta baja, tres plantas en altura y una entrecubierta, además de dos patios. En cualquier caso, según se ha explicado en la visita, es una intervención con una notable complejidad técnica que ha requerido de adaptaciones durante su curso. La primera de ellas se produjo en la primera fase de obra, momento en que se acreditó que la escalera existente en el corazón del edificio no databa de la fecha de construcción del Palacio, y se autorizó su demolición por Príncipe de Viana.

En la actualidad, se ha producido también el hallazgo y restauración de los restos de una antigua bodega en el sótano, parte del edificio que en un futuro también podrá visitarse. Estas adaptaciones –implementadas según las recomendaciones de Príncipe de Viana-, han tenido un impacto controlado tanto a nivel económico como temporal, siempre dentro de los márgenes permitidos.

Cuando esté concluido, el edificio combinará dos usos principales. Por un lado, los espacios especialmente definidos para el uso abierto al público, son el salón de actos (80 plazas), la sala de reuniones y los espacios expositivos (en planta baja y primera). Por otra parte, las plantas segunda y tercera, acogerán el uso administrativo, donde se ubicarán las oficinas y los servicios mencionados, junto al centro documental y biblioteca.

En la visita se han podido conocer cómo quedarán las zonas que se plantean con uso abierto al público (semisótano, planta baja y planta primera), con las estancias principales del Palacio orientadas a la Calle Navarrería.

Las obras están llegando a una fase decisiva, en tanto que desde principio del verano se están desarrollando los trabajos relacionados con las instalaciones. Actualmente se está finalizando los trabajos en el exterior del edificio (fachadas y cubierta) y comenzando la ejecución de los revestimientos para acometer a continuación la carpintería exterior.

Se estima que la finalización de la obra (según el plazo de ejecución del PIREP) se lleve a cabo en el primer semestre de 2025, aunque la apertura efectiva del edificio (licencia, traslados, equipamiento…) requerirá de un tiempo adicional, de manera que su puesta en marcha gradual tendría lugar, si todo va según lo previsto, en el último trimestre del próximo año.

Inversión de más de 9 millones de euros

Se trata de un proyecto ambicioso que ha requerido de una financiación plurianual incluida de manera sucesiva en los Presupuestos Generales de Navarra que está calibrada en torno a los 9,2 millones repartidos en cuatro ejercicios: 2022, 2023, 2024 y 2025. Se trata de una cantidad en cualquier caso por debajo del gasto autorizado.

La inversión más potente está prevista para estos dos últimos ejercicios, que supondrá así un impulso decisivo a las obras de este emblemático edificio. Es un proyecto del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia (en concepto de mejora energética, accesibilidad y conservación), que se desarrolla dentro del Programa de Impulso a la Rehabilitación de Edificios Públicos (PIREP AUTONÓMICO), encuadrado en el sistema de gestión del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Estado. Por esta línea se reciben 1.517.911 euros del total del presupuesto plurianual que, de esta manera, vienen de Europa a través del Estado. El resto es financiación autonómica propia del Gobierno de Navarra.

 
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