Estación de Autobuses de Pamplona: Diez años con goteras

Pamplona

Las goteras en el interior de la estación de Autobuses de Pamplona son una constante. Se dejan notar con las jornadas de lluvia, bastante frecuentes en la capital navarra, pero también a causa del riesgo del césped que está situado sobre buena parte de la instalación, en el glacis de la Ciudadela de Pamplona, junto a al calle Yangüas y Miranda. Este mismo viernes, junto a un conjunto de taquillas de las compañías de buses que operan, se podía ver un cubo azul recogiendo las gotas que acompasadamente se filtraban de un punto del techo. Las manchas de humedad y los restos de la cal en la estructura metálica del módulo de taquillas son visibles. Desde una tienda cercana con venta de objetos decorativos y souvenirs explican que la cal acumulada procede del agua de riego empleada. En ese comercio explican que recogen el agua que se les filtra en el altillo de la tienda. Sobre una de las dársenas, la numero cinco, también es constante el goteo incluso durante una jornada de cielos azules como la de hoy, sin precipitaciones. Cuando penetra un autobús en esa dársena, el agua rebasa los bordillos y core hacia el interior de la estación, explican desde la tienda.

El concejal delegado de Ciudad Habitable y Sostenible, Borja Izagirre, explica en la SER que a la empresa concesionaria le han planteado un ultimátum para buscar una solución global: "Suena un poco duro, pero las relaciones están siendo cordiales; entendemos que el problema es muy grave, hederado de la anterior legislatura". Pero los problemas de goteras vienen desde más atrás en el tiempo, desde el año 2014. Eso en una estación que tiene 17 años de antigüedad. Fue inaugurada en noviembre de 2007. Según el concejal Izagirre, "el problema es global. Estamos de acuerdo con que hay que levantar los 10.000 metros cuadrados y volver a arreglar toda la cubierta para que la solución sea integrada y global". "Es una pena que la estación tenga ese aspecto", reconoce el edil.

Este requerimiento municipal a la empresa concesionaria implica que en tres meses deberá presentar un proyecto básico de reparación de los daños al que, en su caso, los técnicos municipales deberán dar el visto bueno. Una vez que se desarrolle el proyecto técnico, habrá que ejecutarlo, para lo que habría que esperar a que terminen los próximos Sanfermines, para dar tiempo suficiente. Y es que en la zona en la que hay que actuar removiendo la tierra se colocan miles de personas para ver los fuegos artificiales en las noches sanfermineras, en pleno centro de la capital navarra. Izagirre reitera que los costes de esa reparación no correrán a cargo del municipio.