"Cambian los nombres, pero no un hecho, el miedo a quien tiene menos, a los excluidos, a los perdedores"

Pamplona

Seguramente en cada zona tendríamos una figura similar, pero quienes están entre los 40 y los 50 seguro que recuerdan alguna de ellas. En nuestro caso era "el chino", un tipo que sería poco mayor que nosotros, adolescentes, y que rondaba por la parte vieja. Te sacaba una navaja y te quitaba lo que tuvieras en la cartera. Esas 1000 pelas con las que te ibas a tomar un par de kalimotxos volaban a la chupa vaquera del chino, y a silbar.

El chino, le llamaban así porque tenía los ojos un poco rasgados, pero de chino no tenía nada más que el apodo. Eran los tiempos en los que mi madre nos decía que no nos acercáramos a Navarrería porque eso estaba lleno de drogatas que te podían pinchar con una jeringa y contagiarte el sida y los fabricantes de coches tuvieron que inventar lo de la radio extraíble porque lo habitual era que te rompieran la luna y te la robaran.

Leyendas de otras épocas que hay que recordar cuando hay partidos y gente que te pretenden convencer de que hoy vivimos mucho más inseguros que antes y la culpa es de los migrantes.

Saltos diarios de Vox que hoy va más allá con una moción que propone, entre otras ideas, expulsar a migrantes, cerrar centros de menores y negar el empadronamiento a la gente que vive en un sitio.

Meter miedo para lograr un objetivo es más viejo que la rueda. Antes eran los drogatas, hoy son las personas migrantes. Cambian los nombres, pero no un hecho, el miedo a quien tiene menos, a los excluidos, a los perdedores.