"La pornografía, más violenta que nunca, está ejerciendo de educadora sexual en los niños y adolescentes"
Los expertos advierten de la influencia en los jóvenes los cuales consumen pornografía desde los 12 años, por lo que erotizan la violencia
Estudio de la UPNA sobre la relación de la pornografía con la violencia de género
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Pamplona
Su proliferación a través de la sociedad digital la hace demasiado accesible, y sus expresiones de violencia se intensifican hasta extremos casi macabros. La pornografía, más violenta que nunca, está ejerciendo de educadora sexual en los niños y adolescentes, y los expertos advierten de graves consecuencias. La media sitúa en los ocho años de edad el momento de los primeros accesos a pornografía de forma involuntaria por parte de los infantes, pero después acceden a ella de forma voluntaria, los chicos desde los 12 años, y las chicas desde los 14, según indica Lydia Delicado, investigadora social y profesora de la UPNA.
"Esa inversión en la educación sexual a partir de la pornografía antes de tener sus primeros encuentros sexuales les induce hacia un modelo de sexualidad que está impregnado de relatos de violencia". Una violencia que la industria pornográfica lleva erotizando desde los años 90, pero que cada vez se intensifica más, incluyendo los contenidos actuales "práctica de asfixia, de penetraciones múltiples, de erotización de la violencia grupal y la violación, golpes o insultos", son algunas de las acciones recurrentes en productos pornográficos según Delicado.
El elemento verdaderamente peligroso, según la investigadora, reside en que para producir contenido de esa índole, hay que practicarlo y después grabarlo, lo que lo diferencia con respecto a la ficción o el relato literario en cuanto a la asunción de la práctica como algo normal por parte de los jóvenes consumidores. Esta erotización de la violencia promueve una distancia emocional con la persona con la que se practica sexo, y perjudica la sensibilidad empática, asegura la experta. "La violencia siempre se ejerce cuando una persona tiene la empatía dañada. Alguien empático no puede ser violento". "La falta de empatía con la persona con la que se comparte el sexo perturba una de las expresiones vitales más esenciales de los humanos", explica.
También advierte Delicado del poder industrial de las productoras pornográficas: "Estas plataformas forman parte del conglomerado de las grandes tecnológicas. En términos de navegación, están justo por detrás de las gigantes Google y Amazon. Dominan el espacio y con toda su capacidad de influencia siguen incentivando el consumo de sus contenidos modificando los relatos de violencia".
Además, alerta sobre otras páginas o aplicaciones donde las chicas suben contenido sexual de forma "aparentemente voluntaria", porque esas páginas "actúan como intermediarias quedándose el 20% de los beneficios" que generan las publicaciones, y manteniendo los derechos de explotación del contenido. "Las jóvenes no conocen todos los riesgos de producir contenido, y hay que instruirles en ello", sentencia.
Hora 14 Navarra