"Barco a la deriva durante años hasta que no queda más remedio que hundirlo"

Pamplona

Vligende Hollander. El holandés errante.

La tradición dice que es el nombre de un barco que nunca llegó a puerto y está condenado a navegar eternamente. El mito dice que aparece en la lejanía envuelto en un esplendor sobrenatural y que cualquier barco que lo salude compartirá su destino; deambular eternamente.

Quizás fue eso, que se fueron sus componentes a hacer un curso de vela a Hondarribi y lo saludaron, pero el consejo de la juventud de Navarra es una institución errante. Tuvo un presupuesto que rondó los 200.000 euros, con 6 personas en nómina, entre ellos su presidente. Hoy por no tener, no tiene ni correo electrónico en el que recibir las notificaciones sobre una deuda que ronda los 120.000 euros.

Alberto Guijarro, su último presidente, dimitió hace meses ante la situación caótica en la que estaba la institución destinada a promover la participación de la juventud. A la asamblea para sustituirle solo fueron 4 personas y no se le pudo sustituir así que está desde entonces condenado a vagar con ella, como el capitán del Holandés. Hoy la cámara de comptos ha publicado un informe que directamente habla de "descontrol" a la hora de calificar sus cuentas. Y recomienda directamente su disolución. Y su presidente errante coincide.

Consejo en el que durante mucho tiempo los gastos de personal copaban más del 80 por ciento del presupuesto. Formado por organizaciones juveniles, entre ellas las juventudes de los partidos políticos que han ocupado la presidencia los últimos años. Barco a la deriva durante años hasta que no queda más remedio que hundirlo.

Lecciones que estaría bien que aprendiéramos todos, no sólo la juventud.