La Navarra de las piscinas; una instalación pública para cada 52.000 personas en Pamplona

Pamplona-Iruña

Encadenamos ya una semana de altas temperaturas y, en una comunidad sin costa como Navarra, la principal receta contra el calor son las piscinas. En Navarra están registradas 201 instalaciones de piscinas al aire libre y 3 de cada 4 de ellas son públicas. Esto supone un ratio de una piscina pública por cada 4.700 habitantes. Sin embargo, su distribución es bastante desigual y la dificultad para refrescarse en los días tórridos es mayor en los principales centros urbanos que en los rurales.

Esta dificultad es especialmente notable en Pamplona, donde hay una piscina pública para cada 52.000 habitantes. En la capital, la piscina de verano ha sido tradicionalmente un aspecto en el que la administración ha estado muy poco presente y ha dejado el protagonismo a los clubes deportivos. Hay 19 piscinas al aire libre, según el censo de instalaciones deportivas del Instituto Navarro del Deporte. De ellas sólo 4 son públicas. Las otras 15 pertenecen a hoteles, colegios mayores y 9 son de clubes privados que cuentan con mucha más trayectoria que el impulso público. Por ejemplo, el club de Tenis, el más veterano, fue creado en 1918 mientras que Aranzadi, las primeras piscinas de impulso municipal, fueron inauguradas en 1977. De hecho, habría que esperar 31 años para la apertura de las segundas, las de San Jorge. Las otras dos piscinas públicas de la capital, Larrabide y Guelbenzu pertenecen al Gobierno de Navarra.

En esta dificultad para el baño accesible a Pamplona le siguen los municipios más poblados, aunque con un ratio mucho menor. Burlada y Barañáin, en el entorno de la capital, que cuentan con una instalación pública cada una para sus 20.000 habitantes. En el caso de Burlada, su población se ha incrementado notablemente con el desarrollo de Erripagaina sin aumentar recursos deportivos, a diferencia de lo que ocurrió en Valle de Egüés, que construyó unas piscinas públicas en Sarriguren y rebaja su tasa a una piscina por cada 11.000 habitantes. En Tudela, con el cierre de las piscinas del Estadio el año pasado por su deficiente estado de conservación quedan dos instalaciones públicas; Ribotas y Clara Campoamor. La otra instalación para el baño es la sociedad Arenas, un club deportivo privado. Esto supone un ratio de una instalación pública para el baño por cada 19.220 habitantes, situándose en el cuarto puesto de la lista. Situación que ha llevado a vecindario de la ciudad a acudir a las piscinas públicas de Fontellas, una localidad de apenas 1000 habitantes.

Se trata de un tipo de éxodo veraniego que también se produce en barrios de la capital hacia localidades vecinas como Artica, Ansoáin, Berriozar o Mutilva. Frente a este fenómeno en los grandes entornos urbanos, encontramos localidades muy pequeñas que sí tienen piscinas públicas.

El ratio de piscina por habitante en Navarra lo encabeza Mues, en Tierra Estella, que con sólo 80 habitantes empadronados cuenta con unas instalaciones con piscina grande, charca infantil y bar. Le sigue Abáigar, con 87 habitantes, también en Tierra Estella. En esa zona hay también varios municipios de menos de 200 habitantes que cuentan con piscina pública como Espronceda, Luquin, Lazagurría o Artazu. También en el prepirineo y la comarca de Sangüesa hay localidades de ese tamaño con piscina como Eslava, Javier, Gabarderal, Gallipienzo o Unciti. Municipios con piscina en las dos zonas en las que en las últimas décadas ha afectado la despoblación. Situación llamativa, por ejemplo, en los valles pirenaicos de Roncal y Salazar donde las únicas piscinas accesibles son las de los campings de Garde y Esparza, según el registro de instalaciones deportivas del Gobierno.