Navarra exige acceso real a la red eléctrica para sostener su industria
Miguel Iriberri (Fundacion Industrial Navarra) reclama multiplicar la capacidad de conexión

Miguel Iriberri, presidente de la Fundación Industrial de Navarra
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Pamplona
La red eléctrica nacional se planifica desde Madrid, pero sus consecuencias se sienten en cada rincón del país. En Navarra, esa planificación prevista hasta 2030 ha encendido las alarmas. Miguel Iriberri, presidente de la Fundación Industrial de Navarra y decano del Colegio de Ingenieros Industriales, ha advertido que las nuevas infraestructuras previstas no responden a las necesidades reales e inmediatas de la comunidad. “Nos están construyendo autopistas por las que no podremos circular”, ha resumido de forma didáctica.
El Ministerio para la Transición Ecológica ha proyectado dos nuevas líneas de alta tensión: una de 220 kilovoltios entre Tierra Estella y Muruarte de Reta, y otra de 400 kV en el eje entre Navarra y País Vasco. Ambas están pensadas además para evacuar la energía generada por centrales fotovoltaicas y eólicas, pero no para abastecer el consumo de hogares, servicios e industrias navarras.
Iriberri ha explicado que la red de alta tensión cumple dos funciones: transportar electricidad a gran escala y permitir su distribución para el consumo. La primera, explica, es como una autopista nacional; la segunda, como una red de carreteras que conecta de forma capilar a los usuarios y que depende de las compañías suministradoras. “El problema es que nos están dando autopistas para evacuar energía, pero no caminos suficientemente amplios para consumirla”, ha señalado.
Potencial de crecimiento limitado
Navarra consume actualmente unos 4.300 gigavatios hora al año. El 60% de ese consumo corresponde a la industria, el 25% a los servicios y el 15% al ámbito residencial. Sin embargo, el 94% de los puntos de conexión disponibles están saturados. “Nos queda solo un 6% de margen para crecer. Si no se amplía la capacidad de conexión, se compromete el futuro industrial de la comunidad”, ha advertido.
La situación es especialmente preocupante en un contexto de transición energética. Las empresas necesitan electrificar procesos, reducir emisiones y adaptarse a nuevas exigencias ambientales. Sin acceso suficiente a la red, esas transformaciones se vuelven inviables. “Estamos hipotecando nuestro presente y nuestro futuro”, ha afirmado Iriberri.
La red de transporte está gestionada por Redeia (antigua Red Eléctrica Española), una empresa semipública que opera bajo criterios estatales y europeos. Las comunidades autónomas no tienen capacidad directa para decidir sobre su trazado ni sobre los puntos de conexión. “Tenemos autonomía política, pero no energética”, recuerda Iriberri.
La solución pasa por una planificación más equilibrada, que combine evacuación y consumo. También por inversiones en redes secundarias, subestaciones y líneas de media tensión que permitan conectar a más usuarios. “No basta con ver pasar la autopista. Necesitamos incorporarnos a ella con carreteras propias”, ha insistido el presidente de la Fundación Industrial de Navarra.




