"Esta es la idea que más consenso genera en una política que, en 50 años, ha sido incapaz de decidir qué hacer con este recinto siniestro. Y no hacer nada ya supone una postura política"

Pamplona

Este próximo mes de noviembre se cumplirán 50 años del día en el que el dictador murió en una cama del hospital La Paz de Madrid. Franco no está hace medio siglo pero el franquismo sigue presente, y de qué manera, en el urbanismo de nuestra capital. El monumento de "Navarra a sus muertos en la cruzada", que así le llamaron entonces, cierra desde hace décadas la principal avenida del centro de Pamplona. Es el mayor recinto franquista en entorno urbano de España. Y hasta ahora lo más que se había hecho era tapar con una lona ese lema que denomina cruzada, con carácter sagrado, a la represión brutal que sólo en Navarra dejó a más de 3000 personas tiradas en cunetas. Toca, 50 años después, darle una vuelta.

Lo ideal y lo posible: La entrada de Lorente

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Es Nuria Ricart, una de las componentes de la comisión técnica que ha propuesto recomendaciones para dar contenido a la idea de resignificar ese mastodonte. El vaticanico dejará de ser tan vaticanico, entre otras cosas. Esta es la idea que más consenso genera en una política que, en 50 años, ha sido incapaz de decidir qué hacer con este recinto siniestro. Y no hacer nada ya supone una postura política.

Idea que no gusta a colectivos de victimas del franquismo que piden que desaparezca completamente. Derribo que sólo respalda Contigo-Zurekin, con 3 parlamentarios en Navarra y 1 concejal de 27 en la capital. Derribo que es la única vía, dicen, con calificaciones llamativas.

Llamar cuadrilla a gente que lleva toda su vida dedicada al estudio y la memoria del franquismo como Cesar Layana o Fernando Mendiola. O al director del museo de Mautausen...