Elena Arostegui reivindica la vocación hostelera desde la experiencia familiar

Pamplona

Elena Arostegui, responsable del restaurante Arostegui en la bajada de Labrit en Pamplona, ha intervenido en La Ventana de la Empresa Navarra para compartir su visión sobre el presente y futuro de la hostelería. Arostegui ha destacado el auge que vive el sector en este tiempo pero también la necesidad de reforzar su carácter vocacional.

“Estamos en un sector privilegiado”, ha afirmado, aludiendo al cambio de hábitos que ha convertido el ocio en una prioridad. Según ha explicado, los fines de semana en Pamplona son muestra de esa transformación: “Un sábado es prácticamente imposible comer si no has reservado con tiempo”. No obstante, también ha reconocido que entre semana la actividad decae, lo que obliga a adaptarse a nuevas costumbres.

La empresaria ha subrayado el dinamismo actual del sector, con numerosos traspasos y aperturas de locales. “Hay mucha gente que se está instalando, gente nueva, con muchas ganas”, ha señalado. En su caso, esa vocación viene de lejos: su abuela fundó una fonda en Garayoa y llegó a montar una discoteca en 1966, cuando apenas existían en la zona. “Iban desde Huarte y Roncal, incluso en tractor”, contaba en la radio.

Arostegui ha reivindicado el valor del trato familiar en su negocio, heredado de generaciones anteriores. “Siempre ha habido gente de patrona, que se decía que son los de casa”, ha explicado. Esa cercanía se mantiene en el hostal rural que gestiona su madre, y que sigue siendo exitoso, especialmente en otoño.

Actualmente, la familia se encuentra en pleno relevo generacional. Su hija y su yerno trabajan con ella en el restaurante pamplonés, aunque ha reconocido que no es fácil mantener negocios familiares en el sector. “Quizás uno de mis arrepentimientos ha sido enseñarles más lo duro que lo bonito de la hostelería”, ha confesado. A pesar de ello, ha asegurado que no cambiaría su profesión por nada: “Cuando eres feliz en un sitio, te relacionas con gente y recibes un feedback positivo, eso nos engrandece”.

"Hay que sentirse anfitrión"

La empresaria ha lamentado que la hostelería se perciba como un empleo de paso, especialmente en el caso de camareros y camareras. “Hace falta una dedicación, el sentirte anfitrión”, ha afirmado. En su opinión, el sector ha sido maltratado históricamente, con jornadas interminables y escaso descanso. No obstante, ha celebrado los avances en condiciones laborales: “Ahora hacemos calendarios con más fines de semana libres, hay horarios más flexibles y se paga bien”.

Arostegui ha insistido en la necesidad de dignificar la profesión y atraer talento vocacional. “Tenemos que ser hábiles para darle dignidad a esta profesión”, ha dicho. También ha alertado sobre los riesgos de emprender sin preparación: “Hay gente que se la pega porque cree que para esto vale cualquiera”. Frente a ello, ha defendido el papel de los jóvenes con ilusión y ganas de trabajar, como los que ha visto recientemente en la Semana de la Cazuelica, de cuyo jurado ha formado parte.

La empresaria navarra concluye con una reflexión sobre su trayectoria en Pamplona, donde ha gestionado locales emblemáticos como el bar Iruñazarra y ahora en un local que tiempo atrás fue el mítico restaurante Hartza y que hoy acoge el restaurante Arostegui que ella ha fundado: “He tenido muchísima suerte de caer donde he caído”, ha afirmado. “Algo habremos hecho también para levantarlos y mantenerlos”.