Carlos Núñez promete en Tudela un concierto “diferente, cercano y muy vivo”

Tudela

El Teatro Gaztambide de Tudela se prepara para un viaje musical que promete ser mucho más que un concierto. Este sábado, Carlos Núñez, uno de los grandes embajadores de la música celta en el mundo, regresa a Navarra con una gira muy especial: la celebración de los 30 años de A Irmandade das Estrelas, un disco que marcó un antes y un después en la música tradicional y que hoy renace con nuevas colaboraciones y una energía que sigue desbordándolo todo.

En conversación con SER Tudela, Núñez recuerda aquel primer álbum como “un milagro”, un punto de inflexión grabado en pleno final de milenio, cuando la New Age impulsaba una conexión nueva con la naturaleza y lo ancestral. “Fue el arranque de todo. Yo vivía aquellas giras con mis maestros, los Chieftains, tocábamos en Estados Unidos, en Japón... Un día con Bob Dylan, otro con Ry Cooder. Y pensé: quiero lo mismo para nuestra música”, explica.

Ese sueño cristalizó en un álbum que unió voces y tradiciones que nunca antes habían convivido: Luz Casal, Dulce Pontes, la Vieja Trova Santiaguera, la trikitixa vasca de Kepa Junkera o músicos flamencos. Un disco grabado sin electrónica, con técnicas analógicas, casi artesanal, pero con una ambición internacional inédita. “Era magia pura. Todos juntos, emocionándonos. Eso es lo que queremos revivir en Tudela”.

Una celebración “sin inteligencia artificial”

En tiempos de producciones aceleradas y música “de consumo rápido”, Núñez reivindica la experiencia física del directo, de tocar junto a otros músicos y de compartir ese instante irrepetible con el público. “En esta gira estamos volviendo a sentir la música de verdad, sin máquinas. Por unas horas queremos olvidarnos de la tecnología y vivir algo genuino”, afirma.

A Tudela llegará con un grupo intergeneracional donde conviven jóvenes talentos como la violinista María Sánchez —“una virtuosa de veintipocos años”, dice orgulloso— con músicos veteranos de su banda histórica. “Es hermoso ver cómo todas las generaciones se encuentran en este proyecto”.

Y habrá también un guiño especial a Navarra. Núñez es un enamorado de las gaitas antiguas de la Ribera, instrumentos con más de mil años de historia que —asegura— fascinan a músicos de cualquier parte del mundo. “Cuando les cuento a japoneses o americanos que estas gaitas siguen vivas, se quedan asombrados. En Tudela vamos a invitar a jóvenes gaiteros locales, vamos a tocar repertorio tradicional y aprender juntos. Será muy bonito”.

Negra Sombra vuelve al escenario 30 años después

Uno de los momentos más esperados del concierto será el regreso en directo de algunas de las piezas más emocionales del disco, como Negra Sombra o Amanecer, grabadas junto a artistas como Luz Casal y con la guitarra cinematográfica de Ry Cooder. “Son canciones atemporales. Cuando Amenábar nos pidió Negra Sombra para Mar adentro, entendimos que esa música no envejece. Tres décadas después volverán a escucharse en un escenario”.

Una experiencia, no un concierto

Quienes ya han visto a Carlos Núñez lo saben: sus directos no se parecen demasiado a lo que solemos llamar un concierto. Él prefiere hablar de “experiencia iniciática”. El público forma parte del espectáculo: canta, baila, acompaña a la banda en el escenario, y el propio Núñez baja a tocar entre las butacas. “Todos llevamos dentro un artista. La música une a personas distintas, nos hace sentir parte de algo. La gente sale del teatro habiendo hecho amigos”.

Quizá su secreto para seguir tocando con la misma intensidad de siempre está en su propia historia. Núñez nació en los últimos años de la dictadura, con su padre aún en el exilio. Para él, subirse a un escenario sigue siendo “un acto de libertad”. “Cada vez que toco vuelvo a tener 13 años”, confiesa.

Un mensaje a las nuevas generaciones

El artista lanza también un mensaje claro a la gente joven: acercarse a la tradición es una forma de descubrirse a uno mismo. “Lo nuevo está muy bien, pero lo que viene de nuestros abuelos nos hace únicos. Es un momento clave para transmitir ese legado”.

A pocas horas del concierto, apenas quedan entradas disponibles. Quienes se acerquen al Gaztambide este sábado vivirán un viaje a través de raíces, melodías atlánticas y emociones que no caducan. Un encuentro entre generaciones, lenguajes y culturas que, 25 años después, sigue brillando con fuerza.