El escarnio: la herramienta del franquismo contra mujeres represaliadas en Navarra

Pamplona

El Instituto Navarro de la Memoria ha inaugurado la exposición virtual “Mujer y Memoria”, un recorrido por la represión franquista desde la perspectiva de género. El proyecto, elaborado por la historiadora Gemma Piérola Narvarte, reivindica el papel de las mujeres en la resistencia y denuncia las formas de violencia que sufrieron, muchas veces silenciadas durante décadas.

Piérola explica que cuando comenzó a investigar hace 25 años apenas existían estudios sobre la represión en Navarra y menos aún sobre las mujeres. “Era un vacío historiográfico que se ha convertido en un compromiso personal y profesional”, afirma. La exposición articula tres ejes: reivindicación, represión y resistencia, poniendo el foco en cómo se frenaron los avances logrados durante la República y en las consecuencias que tuvo para miles de mujeres.

Más allá de los asesinatos y encarcelamientos, la represión incluyó castigos diseñados para humillar y marcar de por vida. “No se trataba solo de eliminar, sino de que quedara en la memoria colectiva”, señala Piérola. Entre los testimonios recogidos figuran prácticas como el rapado de cabeza y la ingesta forzada de aceite de ricino, que obligaba a las víctimas a caminar por las calles en condiciones degradantes. “Era una humillación y un escarnio público, para que lo recordaran ellas y quienes lo presenciaban”, subraya la historiadora. El objetivo era ejemplarizante: castigar de manera profunda y visible a quienes incumplían el rol asignado por el régimen.

Estas formas de violencia buscaban controlar no solo a las mujeres represaliadas, sino también a su entorno. “El recuerdo era tan vergonzoso que muchas familias optaron por el silencio”, apunta Piérola. La exposición recoge cómo esa vergüenza se transmitió durante generaciones, dificultando la recuperación de testimonios directos. “Hemos tenido que ir a buscar a las mujeres, porque sus historias apenas se contaban”, añade.

Un proyecto abierto

César Layana, jefe de documentación del Instituto Navarro de la Memoria, destaca que la muestra nace como un proyecto abierto y colaborativo. “Queremos que sea un portal de entrada a la memoria desde la perspectiva de género, que crezca con nuevas biografías y documentos”, explica. Subraya además la importancia del material audiovisual recopilado durante años: “Son testimonios que estaban a punto de desaparecer. Muchas personas que nos contaron estas historias ya no están, y era urgente conservarlas”.

Layana insiste en que la exposición busca implicar a toda la sociedad. “La memoria estuvo silenciada durante décadas y los únicos vestigios que quedan son los que han conservado las familias. Invitamos a quienes tengan fotografías o documentos a compartirlos, porque cada pieza ayuda a reconstruir una historia que pertenece a todos”, afirma.

La resistencia de las mujeres

Junto al relato del escarnio, la muestra destaca las múltiples formas de resistencia femenina: desde redes clandestinas de apoyo a presos políticos hasta acciones cotidianas que desafiaban el modelo impuesto. “Resistir no siempre era coger un arma; también era subsistir, contrabandear para alimentar a la familia o desafiar normas desde la vida diaria”, explica Piérola. Muchas mujeres fueron castigadas por militancia política, por vínculos familiares o simplemente por no ajustarse al ideal de la “nueva España”.

“Mujer y Memoria” se presenta como un proyecto abierto, que seguirá incorporando biografías y documentos. Puede consultarse en la web Oroibidea del Instituto Navarro de la Memoria, con material audiovisual y testimonios que devuelven voz a quienes la historia quiso borrar.