Ashler Design, una pareja de diseño
Tipografía, diseño digital y e‑commerce con vocación global, desde Pamplona y con planes de crecimiento

Octavio Pardo y Elena Ramírez (Ashler Design)
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Pamplona
Dos nombres sostienen un estudio con vocación global desde Pamplona: Octavio Pardo y Elena Ramírez, socios y pareja que han convertido Ashler Design en una firma que trabaja tipografía, diseño digital y e‑commerce con proyectos ejecutados desde aquí para clientes de Europa y Estados Unidos. Un ejemplo de su colaboración con los grandes: “Proyecto para Google con la tipografía corporativa que utilizan”, resume Pardo sobre el trabajo en el que lleva “dos años y medio” y que sigue en marcha.
La escena se entiende mejor con sus roles. Pardo es tipógrafo, obsesivo con el detalle. Por eso, dice sobre su mirada cotidiana: “Es un don y una maldición… ves muchas cosas; a veces no están bien, cosas que el resto de gente no detecta”. Ramírez, comunicadora audiovisual en su formación inicial, se centra en lo digital: “Mi papel dentro de Ashler Design es todo lo relacionado con lo digital… interfaces, páginas web, e‑commerce para vender tipografías”. Juntos han lanzado su propia tienda para comercializar familias tipográficas y desarrollan soluciones a medida.
La idea de “a medida” es clave: rehuyen las plantillas y apuestan por el trabajo de investigación previa —captación de información, análisis de mercado— para que cada proyecto represente de verdad a la empresa. “Para nosotros lo que es muy importante es hacer diseño y desarrollo a medida. No trabajamos normalmente con plantillas”, explica Ramírez.
Dimensión internacional
El alcance es amplio. Sobre la mesa tienen proyectos en Estados Unidos, Portugal, Austria y varios clientes en España; mantienen relaciones con Sudamérica y preparan una iniciativa de I+D con varios países europeos para 2026. La estructura funciona como un equipo de alrededor de ocho personas, con previsión de crecer “varias unidades” en 2026.
A esa escala internacional se suman encargos de proximidad. Octavio Pardo menciona trabajos de tipografía para Osasuna y la recientemente actualizada imagen de la ciudad de Pamplona, en colaboración con agencias locales. La premisa se mantiene: elevar la comunicación sin estorbar el mensaje. “Con la tipografía siempre hay que encontrar el equilibrio en que impacte de una manera positiva el proyecto, pero no perjudique al propio mensaje”, subraya.
La inteligencia artificial ya forma parte del día a día del estudio. Pardo admite que alterna jornadas de inquietud con etapas de optimismo, pero la apuesta está clara: “Nos va a aumentar las capacidades para hacer más cosas con los mismos o con menos medios”. La están implementando “de manera intensiva” en gestión del estudio y pronto en generación de imágenes y vídeo, áreas en las que reconocen que la IA les empodera. “Es mandatorio casi”, resume Ramírez sobre aprender estas herramientas en un sector de actualizaciones constantes.
El origen del nombre también cuenta una historia. “Ashler” es un guiño generacional inspirado en la popular serie televisiva Mazinger Z: el varón Ashler, personaje mitad hombre mitad mujer, sintetiza la dualidad que ven en su propio estudio y facilita la pronunciación dentro y fuera de España. Un detalle friki, sí, pero coherente con su manera de entender el diseño como combinación de sensibilidades.
Nómadas digitales
En el plano vital, la biografía de Pardo explica parte del enfoque: “Llevo siendo casi un freelance o un nómada digital 20 años” y ha vivido en España, Francia, Italia, Reino Unido, Estados Unidos y Dinamarca. Ese recorrido refuerza uno de los consejos que comparten a quienes empiezan: moverse, aprender y comparar formas de trabajo. “Hay que salir, hay que formarse y hay que aprender lo máximo posible para elevar tus estándares y ser capaz de traer soluciones relevantes a la mesa”, dice. Ramírez añade la necesidad de curiosidad permanente y adaptación tecnológica.
Ashler Design se presenta así como un estudio que combina oficio y tecnología, sensibilidad y método, con la vista puesta en 2026 para crecer y consolidar su trabajo con clientes de distintas latitudes. Desde Pamplona, con colaboradores distribuidos y una estructura ágil, el proyecto avanza con encargos de gran calado y una hoja de ruta clara: diseño a medida, tipografía cuidada, interfaces bien pensadas y uso responsable de inteligencia artificial.




