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La columna de Almudena Grandes

La columna de Almudena Grandes

La escritora nos acompaña cada viernes para aportarnos una reflexión sobre lo que ocurre en la sociedad en la que vivimos.

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  • Súmate

    Cuando era niña, aprendí un extraño ritual. Si un trozo de pan se caía al suelo, no había que tirarlo, sino recogerlo, limpiarlo y besarlo, porque el pan es sagrado. Nunca he olvidado esa enseñanza, el fruto simbólico del hambre que pasó mi familia, y sigo sintiendo un respeto íntimo, casi supersticioso, por las barras de pan. Por eso me ha dolido tanto esa imagen. Algunos españoles que hablan castellano, viven en Cataluña y están a favor de la independencia, han creado una asociación, Súmate, para explicar su posición. Están en su derecho y nadie está legitimado para cuestionarles, porque los sentimientos son tan sagrados como el pan. Los míos, que me distanciaron en el pasado de los catalanes que les llamaban charnegos, me alejan ahora de la insolidaridad que vuelcan hacia sus paisanos, esas familias que se quedaron en sus pueblos y viven mucho peor que ellos, aunque no paguen peaje en las autovías. Pero no es eso lo que me duele. En el video de presentación de Súmate no hay gráficas. No aparecen cifras, diagramas o esquemas, sólo un inmigrante que parte una barra de pan en trozos cada vez más pequeños, esto es lo que pagamos y esto lo que recibimos. Al hacerlo, asume que es un charnego que habla para charnegos, gente inculta, incapaz de comprender otro argumento, ningún discurso teórico mínimamente elaborado. Eso es lo que me duele. Por él, por su audiencia, por todos nosotros. Qué pena que el pan siga siendo sagrado, que hayamos llegado a un punto en el que los sentimientos se sitúan por encima de la dignidad propia, y de la ajena.

    12/09/2014 | 01:24

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  • La banca siempre gana

    Ojalá hayan vuelto morenos de las vacaciones. Así, su aspecto hará juego con su ánimo, que estará negro gracias a la canción del verano, ya saben, "La corrupción en España es un pozo sin fondo". En las últimas semanas hemos podido apreciar, sin embargo, una nueva melodía en un tema clásico. Gracias a los Pujol, la calidad puede llegar a ser más transcendental que la cantidad, y eso que hay quien habla de 1.500 millones de euros. Mientras los políticos piden comisiones de investigación y castigo a los culpables, me pregunto una vez más por el milagro de la Transición y la estabilidad conquistada por el bipartidismo. ¿Hasta qué punto las comisiones del tres por ciento fueron la llave de los gobiernos en minoría de González y Aznar? ¿Cuántas veces se puso sobre la mesa el informe de la UDEF? ¿Y Mas, que fue consejero de Hacienda y de Obras Públicas con Pujol, no sabía nada? Pero hay algo peor. Escuchamos a diario que "esto lo sabía todo el mundo", afirmación de la que podemos extraer dos conclusiones. La primera es que hay culpables en todos los escaños del Parlamento. La segunda y principal es que ustedes y yo también somos culpables. ¿Hasta dónde debería llegar la investigación? En otras palabras, la banca siempre gana. Nadie nos consultó sobre la democracia que queríamos y nos convirtieron en héroes sin mérito alguno. Nadie nos explicó tampoco lo que significaba la amenaza de Maragall, y su posterior retractación, en 2005 y ahora pretenden repartir esa culpa entre todos nosotros. Pues yo nunca quise ser heroína, y no estoy ahora dispuesta a sentirme culpable.

    05/09/2014 | 01:22

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  • Feliz verano

    En septiembre del año pasado, al estrenar este minuto y medio en el que me dirijo a ustedes cada viernes, les anuncié que vivíamos mejores tiempos para las preguntas que para las respuestas. ¿Se acuerdan? Hoy, cuando estoy a punto de tomarme un mes y medio de vacaciones, los interrogantes acaparan todos los titulares. Me voy sin saber quién será el próximo líder del PSOE, cuántas campañas de desprestigio contra Podemos se inventarán este verano, si Cristina de Borbón se sentará o no en el banquillo, si Rajoy invitará o no a Mas a la Moncloa, si Gallardón se atreverá, o no, a sacar adelante esa reforma de la ley del Aborto que las españolas vivimos como una agresión imperdonable. Ni siquiera sé quién va a ganar el Mundial, pero me da lo mismo. Para mí, el verano es el tiempo de la felicidad. Porque los días son largos, y las noches más largas aún. Porque una mesa en una terraza a la sombra es una fiesta, y salir a dar un paseo al atardecer, un placer asequible para cualquiera. El verano es un mantel de cuadros sobre la hierba, cerca de un río, o una mesa plegable al borde del mar con dos tarteras, tortilla de patatas y filetes empanados. Y niños en bici, y adolescentes enamorados, y bailes con orquesta en las plazas de los pueblos, y copas con amigos, risas y pereza. Por eso, les deseo que nada ni nadie les robe la suprema alegría de las siestas y el gazpacho. Y ojalá el verano nos compense del esfuerzo de ser españoles durante el resto del año.

    11/07/2014 | 01:19

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  • Regeneración

    Tal vez, el principal mérito de los grandes líderes de la política española es que se les ve venir. No estoy muy segura de que sean conscientes de esa virtud. Están tan acostumbrados a confundir los programas electorales con la propaganda, que a lo mejor creen que nos engañan. Por eso, luego, pasa lo que pasa y los resultados de las Europeas ponen este país boca abajo. Pero no escarmientan. Por eso, Mariano Rajoy ha anunciado solemnemente que su principal prioridad para el curso que viene es la regeneración democrática. Como le estoy viendo venir, me gustaría hacer un poco de memoria. La gran propuesta de regeneración del PP es que el candidato más votado sea el alcalde en todos los municipios. ¿Para qué? Para que sus candidatos, que con el sistema actual perderían el poder en ciudades muy importantes, tengan una oportunidad de seguir ocupándolo. Esto forzará a la izquierda a constituir coaliciones previas a la convocatoria electoral, para presentar una lista única. ¿Y qué pasará entonces? Que la derecha volverá a hablar del Frente Popular. Pues muy bien, que hablen. El Frente Popular fue una coalición electoral legal, entre partidos legales, que ganó legítimamente unas elecciones generales irreprochables. Quien lo dude, que consulte los libros de Historia. Ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre. La tradición del Frente Popular no representa motivo alguno de inquietud o de sonrojo para los demócratas españoles. Lo que Rajoy entiende por regeneración democrática es suficiente, sin embargo, para que a cualquiera se le caiga la cara de vergüenza.

    04/07/2014 | 01:18

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  • Tinieblas

    Quienes acostumbramos a mirar al pasado, solemos especular con aquello que verán en nosotros los historiadores del futuro. Vivimos acontecimientos propicios para estos cálculos, porque cada día pasa algo que refuerza la discrepancia entre los criterios del poder y los de la ciudadanía, discrepancia que, a su vez, está en la base de la crisis institucional que atravesamos, un conflicto que, a diferencia del económico, nunca se resolverá por sí solo. El gobierno consigue para Juan Carlos I un aforamiento excepcional, excepcionalmente veloz y chapucero, que afecta a todas las épocas de su vida pública y privada. Desde su posición, han logrado resolver un problema, pero en realidad han provocado otro mucho más grave. No hay decreto posible capaz de neutralizar las sospechas de los ciudadanos, sus razonables hipótesis sobre el origen de tantas prisas. Con la imputación de Cristina de Borbón pasa algo parecido. La apresurada actuación del fiscal Horrach es mucho más eficaz para sembrar dudas sobre la imparcialidad de la justicia que para argumentar la presunta parcialidad del juez Castro. Y yo me pregunto... ¿Es que no lo ven? ¿No comprenden que el reconocimiento de un hijo ilegítimo, o la apertura de un juicio oral, harían mucho menos daño a la Corona que la espesura de estas turbias tinieblas? Y no me refiero a la renovación que prometió Felipe VI en su discurso, sino a algo mucho más grave. Porque lo que demuestran estas decisiones es la intrínseca dificultad que implica compatibilizar la Monarquía con un estado democrático y de derecho.

    27/06/2014 | 01:21

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  • La dura realidad

    20/06/2014 | 01:19

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  • Estabilidad

    Durante cuarenta años, el franquismo intentó desacreditar a las democracias insistiendo en que eran sistemas muy inestables. Este argumento caló tan hondo, incluso entre los antifranquistas, que los padres de la Constitución se propusieron crear una democracia, ante todo, estable. Y de puro estable, la hicieron hermética, impermeable al control de los ciudadanos. Ese fue el espíritu del 78, el mecanismo que nos devolvió al bipartidismo caciquil de la Restauración, y el origen de la corrupción de base clientelar que ha esquilmado España durante, eso sí, el periodo más estable de su historia. Este análisis luminoso, impecable, no es mío. Ya me gustaría, pero me limito a repetir lo que tuve la suerte de escuchar, hace ya bastante tiempo, a José Álvarez Junco. Desde entonces estoy con la boca abierta, y por eso me sorprende el énfasis con el que Susana Díaz, tan joven, tan alejada de las turbulencias de la Transición, subraya el término "estabilidad", dando por sentado que siempre es positivo. Sobre todo porque, en la deriva de su partido, la estabilidad está resultando, más bien, una maldición. Pienso en los votantes del PSOE que se fijaron en los broches que lució Elena Valenciano durante la campaña de las Europeas, todas aquellas rosas rojas, amarillas y moradas, y en cómo habrán valorado la estabilidad que aportó su voto a la ley de Abdicación. Sin aproximarme ni remotamente a la sabiduría de Álvarez Junco, me atrevo a sospechar que habrán encontrado otras palabras para describirla.

    13/06/2014 | 01:20

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  • Causas y efectos

    Cuando los acontecimientos se precipitan a gran velocidad, como ha sucedido en las últimas semanas, como es previsible que ocurra en las siguientes, parece que las cosas suceden porque sí, pero no es cierto. No existen los efectos sin causa, ningún fenómeno que un análisis riguroso no sea capaz de ordenar en una secuencia histórica implacable. Durante décadas, se ha personalizado en el Rey Juan Carlos la esencia de la democracia española. A propósito de su abdicación, que coincide con una crisis institucional muy grave, marcada por la atroz desconfianza de los ciudadanos en los mecanismos del estado, se sigue insistiendo en que la Transición fue una creación personal del monarca. Mientras los ciudadanos estuvieron satisfechos de la calidad de su democracia, el prestigio de la Corona se mantuvo al mismo nivel. ¿Y ahora? Los españoles mejor preparados de la Historia, empobrecidos y en el paro, acorralados por la corrupción, el desprestigio de la política y la falta de horizontes, juzgan la realidad a partir de su experiencia. El fin de la Transición, un proceso que no vivieron, que no les emociona, que les ha traído de la mano hasta un presente indeseable, significa para ellos la oportunidad de refundar el país sobre un nuevo proyecto. Puede resultar paradójico que el relato de la Transición se vuelva contra sí mismo, pero para los jóvenes que se manifiestan en la calle con la bandera de sus bisabuelos, la República no es el pasado, sino el futuro, una reivindicación propia, actual y urgente. Porque las cosas nunca suceden porque sí.

    06/06/2014 | 01:19

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  • Es la política

    Contra todos los pronósticos, este país sigue siendo España. Aunque parezca mentira, seguimos circulando a otra velocidad, en dirección contraria a la del resto de Europa. Las elecciones que allí han certificado el auge de la extrema derecha, han servido aquí para resucitar a una izquierda que parecía desahuciada. El fenómeno Podemos puede desarrollar consecuencias mucho más complejas de lo que se cree. Su gran víctima, el PSOE, tiene ahora, gracias a su fracaso, una oportunidad con la que ya no contaba. Esa convicción no sólo impulsó la iniciativa de Madina, sino que ha persuadido a la agonizante dirección de su partido a aceptarla. Para Izquierda Unida, sin embargo, una mala interpretación del éxito de su aliado natural acarrearía un peligro mucho mayor que su propio crecimiento. Y aquí no terminan las paradojas. Unas elecciones que no interesaban ni siquiera a sus principales candidatos, han inaugurado un periodo apasionante, esperanzador sin duda para todo el progresismo español. Pero antes de lanzarse a forjar alianzas y contar los escaños que dan mayorías absolutas, los presuntos socios de Podemos deberían detenerse a analizar qué ha pasado. Porque en esta campaña, sólo ha existido un partido cuyos candidatos tomaban café en los bares, viajaban en metro y andaban por la calle. Sólo ellos han entendido lo que le preocupa a la gente, y les han contado en su propio idioma lo que necesitaban escuchar. ¿Eso es populismo? No, señores, eso es hacer política. Más que la enhorabuena, los rivales de Iglesias deberían darle las gracias.

    30/05/2014 | 01:20

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  • Por favor

    Yo sé que les estoy pidiendo algo muy difícil. Es difícil pensar seriamente en Europa cuando los candidatos al Parlamento Europeo prefieren mirar hacia otro lado. Es difícil ser consciente de lo que nos jugamos el domingo cuando tantos políticos, tantos periodistas, prefieren hablar de lo que estará en juego el sábado por la noche, y fíjense que esto lo digo yo, que jugaré ese partido con una camiseta rojiblanca. Es difícil comportarse con responsabilidad cuando los responsables eluden la suya de forma sistemática en plena campaña electoral. Y conservar la razón en este vértigo de despropósitos, entre la superioridad intelectual de Cañete -al que, por cierto, me ofrezco para echarle un pulso cuando le venga bien-, la obsesión de Valenciano por no hablar de otra cosa, o el delirio de Vidal-Quadras, que dice que se ha ido del PP porque es un partido de socialdemócratas emboscados. Es muy difícil pero es imprescindible, y si consiguen aislarse unos minutos del ruido ambiental, se darán cuenta. Piensen en la troika, piensen en los griegos, piensen en las concertinas, piensen en el rescate a la banca y en sus propios sueldos, en los recortes que nos han hecho a todos más pobres, a esta sociedad más inmoral, mucho más injusta. Piensen en el papel que ha jugado la Unión en este proceso. Ya sé que es muy difícil porque hasta los partidos mayoritarios incentivan más la abstención que el voto. Pero voy a pedirles que el domingo no se queden en casa, porque hacerlo es lo mismo que bajar los brazos. Por favor, no se den por vencidos.

    23/05/2014 | 01:15

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