La morada de los locos
Milenio 3 se adentra en los misterios que rodean a los manicomios y los tratamientos que reciben sus internos
En 1793 Goya pintó un cuadro en el que reflejó a dos locos peleando entre sí entre una multitud de personas de rostros desencajados que se funden en las sombras de la estancia. El cuadro se llama `Corral de locos? y bien puede reflejar el interior de un manicomio de la época.
El término manicomio viene del griego y hace referencia a las manías y también a las locuras. Hay que remontarse hasta 1409 cuando el padre Jofré de la Catedral de Valencia pidió donaciones a sus fieles para construir un centro en el que recoger a los dementes. Un año después se construiría en la ciudad levantina el primer centro de acogida para enfermos psiquiátricos.
Sin embargo, históricamente los manicomios existieron desde mucho tiempo atrás. Se dice que el propio Cid Campeador a su paso por Palencia construyó un centro para personas aquejadas de locura. Así mismo, también existen documentos de los que se extrae la especial importancia que tenía para los romanos o los egipcios enfermedades como la epilepsia o la esquizofrenia.
A lo largo del tiempo los manicomios y las prácticas a las que se sometían a sus internos han sido vistos con temor. No en vano, en Inglaterra existieron centros en los que se exhibía a los pacientes cobrando entrada e incluso, pagando un suplemento, se entregaba un palo para poder golpearlos.
El doctor José Cabrera, psiquiatra forense, afirma que `a los enfermos se les aplicaba tratamiento de electroshock, se les daban baños helados o se les giraba sobre una silla porque éstas se consideraban medidas terapéuticas?. De esta forma se conseguía calmar a los pacientes aunque el doctor Cabrera puntualiza que `esto era porque no había otros medios en aquella época?.
Históricamente los enfermos mentales fueron perseguidos por organismos como la Inquisición o distintos gobiernos. Sin embargo `es cierto que la Iglesia también se ocupó de muchos de estos enfermos construyendo centros donde albergarlos y recogiéndolos de las calles?.
El doctor Cabrera también afirma que hay que hacer una distinción ya que `la locura está científicamente demostrado que no se contagia pero las ideas sí que pueden ser contagiosas. Un ejemplo de esto es el ascenso de Hitler al poder que propició que los alemanes se creyeran una raza superior.
Sin embargo José Cabrera afirma que `los expertos discrepan sobre si la locura está asociada con las características genéticas del individuo y si ésta se puede cambiar a lo largo de la vida?. Para responder a esta cuestión el psiquiatra hace referencia a la cita de Ramón y Cajal: `El hombre es escultor de su propio cerebro?.
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Milenio 3, 1ª Parte (31/05/09)
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