La monarquía británica
En la gran foto familiar de la realeza europea, en la que todos son primos de todos, encontrar pareja para un príncipe o princesa es un problema que ha llevado a las monarquías a optar a que los herederos del trono se casen con plebeyos o plebeyas. La reina Victoria, gran matriarca de la monarquía inglesa actual, no lo aprobaría. Era de la opinión de que la profesión de rey o reina conlleva una dosis de profesionalidad que se aprende desde la cuna.
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Tus cinco años como corresponsal de la SER en Londres coincidieron con lo que la reina Isabel definió como el annus horribilis. ¿Crees que la monarquía británica ha remontado la crisis en la que la sumió la muerte de la princesa Diana?
Creo que si, pero teniendo en cuenta que solo un 11% por ciento de británicos considera que la familia real es importante en su vida y solo un 29% opina que la realeza tiene altos valores morales. En el libro El mito de la monarquía británica el profesor Edgar Wilson se preguntaba porque se tenían que aguantar para siempre las frivolidades y tonterías de algunos miembros de la familia real, interrogante a la que respondía afirmando que a la monarquía británica la aguanta su poder hipnótico sobre la masa, de la que sabe explotar su vena romántica. La boda de ayer, por ejemplo. La reina Victoria hubiese dicho que la crisis de los años noventa la provocó una princesa que por no ser de la realeza no aguantó el adulterio de Carlos, su marido y heredero del trono. Las reinas y princesas que le precedieron sí aguantaron. Eran profesionales. El profesor David Starkey ha escrito que solo cuatro reyes británicos no han sido adúlteros.
¿Ha aumentado los últimos años el número de escépticos y críticos con la definida como monarquía de Rolls Royce?
La mayoría de británicos cree que el Dios salve a la Reina se seguirá cantando pero también cree que sin monarquía el país seguiría siendo democrático. Pasó a la historia la sacralizada monarquía de antaño. En los años noventa Spiting Image ofrecía un retrato demoledor de los Windsor y en 1994 The Economist zarandeó al establishment con una portada en la que se leía "La monarquía, una idea del pasado". La conclusión del semanario era que el único argumento contra la abolición de la monarquía es que no vale la pena molestarse en una cuestión como esta. Un par de años antes el diario de The Guardian publicó el proyecto de nueva Constitución elaborada por el diputado laborista Tony Benn, de origen aristócrata. Planteaba despedir la monarquía tras pagarle una indemnización. Los británicos son así: adoran sus símbolos pero los critican. En el momento de la muerte de Diana se escribió que la Bastilla de la corona era el moderno cadalso de la televisión pero Hugo Young, fino analista del Guardian, escribió que nunca podrá liquidarse un monarquía mientras dos millones de personas lloran por las calles la muerte de una princesa. Si acaso, el pueblo dirá que quiere otro príncipe pero no a un caballero que represente a una república.
Ese príncipe llamado Carlos ¿crees que reinará?
El matriarcado de los Windsor es longevo y su madre no abdicará. La biografía de los dos últimos príncipes de Gales no mueve al optimismo. El penúltimo no llegó a reinar y el último, actualizado en la película "El discurso del rey", tuvo que abdicar. Si el padre de Guillermo reina lo hará como Carlos III. Carlos I fue decapitado y Carlos II tuvo una amante desde el día que se casó. Cosas de familia, ya se sabe, que no debieron sorprender al príncipe de Gales cuando le presentaron a Camila Parker y esta le dijo: "Mi bisabuela fue amante de tu bisabuelo. Creo que tú y yo tenemos algo en común". Años más tarde Diana diría: "Desde el principió fuimos tres en el matrimonio y tres son multitud".
Escribiste un libro sobre Diana y la familia real. ¿Qué decías de la reina y de Guillermo, por entonces un niño?
Que a Isabel quizás no se le ama pero sí se le respeta porque ha sabido llevar con dignidad la corona, ha soportado un marido definido como "un accidente en la historia del país" y ha sufrido el naufragio sentimental de sus hijos. De Guillermo vaticiné que será el rey más amado.
ANEXO.
Anécdotas del marido de la reina en su visita a Barcelona en 1988. Las viví colándome en primera fila.
-¿Tu porque no llevas corbata? - le preguntó al diputado Celestino Sánchez, que le respondió "porque soy comunista". Ah, de esos que nos quieren cortar la cabeza.
Joan Hortala, hoy presidente de la Bolsa y entonces secretario general de Esquerra Republicana le dijo al duque que era republican left of Catalonia. ¿Republican ¿qué?, preguntó Felipe.