Días de mayo

Un día de mayo del 2008

Jornadas del Círculo de Economía. Rodríguez Zapatero explica que no hay crisis sino desaceleración acelerada. Olivier Blanchard, economista jefe del Fondo Monetario Internacional, y el Nobel de Economía Paul Krugman eran menos optimistas y se preguntaron cuanto tardaría la gente en expresar en la calle su protesta al ver que la crisis se alarga y se acentúa el recorte del poder adquisitivo y la falta de trabajo. Ya tenemos la respuesta en ese movimiento que en las plazas de España exige que se les diga la verdad.

Un día de mayo de hace cuatro días.

Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, a diez minutos de la Plaza de Cataluña en el que centenares de jóvenes acampan denunciando a una clase política que de forma obscena, impúdica, desvergozanda, viene a decir ahora que recoge todas sus protestas. El profesor Peer Zumbansen, de la universidad canadiense de York, da una conferencia sobre Derecho, gobernanza global y desafíos de la Justicia. ¿Qué dice? Lo mismo que repiten los acampados: que el lenguaje tradicional de los juristas, de los políticos, cabe pensar también que el de los periodistas, pensé escuchándole, ya no sirve. Es un vocabulario superado por la globalización, fenómeno que tiene una visión restringida de la justicia. Por un mundo en el que el ciudadano se pregunta quien dicta las normas del mercado global y el Estado nación se muestra incapaz de regular esos mercados y sufre víctima de presiones externas.

Un mundo en el que las grandes multinacionales crean su propio Derecho, las leyes son fútiles ante las constantes vulneraciones de los Derechos Humanos y el consumidor, término horrible según el conferenciante, es víctima de políticas de las que sale escaldado. Hacia dónde vamos no se sabe. Si se sabe que los juristas están descolocados y el Derecho que debe defendernos de los atropellos está en mala situación. Desde los años noventa se da un paralelismo entre el desarrollo de la pobreza, el terrorismo, la globalización y la cultura venida a menos. En fin. Si todo esto te parece pesimista, Montserrat, tengo que decirte que la moderadora del acto dijo, al finalizar la conferencia, que había sido la más optimista del ciclo.

Ultimo mayo: un día de hace ciento tres años...

Nacía un hombre ejemplar: el doctor Moisés Broggi, jefe medico de las Brigadas Internacionales inmortalizado en "Por quien doblan las campanas". A los 103 años el gran cirujano conecta más que la joven clase política con la gente que acampa expresando ilusionadamente su desilusión. Dice el doctor Broggi, hablando de recortes en el estado de bienestar, que la sanidad y la enseñanza pública socializadas son derechos inalienables. Ayer, querida directora, mientras miraba a los acampados me pregunté como no solidarizarse con ese mundo abigarrado, si se quiere ideológicamente ambiguo, cuando el presidente de Telefónica que quiere despedir a seis mil trabajadores se embolsa este año ocho millones de euros en sueldo y la patronal de las eléctricas ha sido sancionada con sesenta y un millones de euros porque nos engañó cuando nos dijeron que se abría el libre mercado y lo que hicieron es formalizar un pacto para repartirse el botín.

Hace años, empresarios católicos se plantearon si era lícito ganar tres veces más que los obreros. Uno de esos empresarios, Huguet, dueño de toallas El Oso, murió hace poco tras años de poner dinero en la revista Cuadernos para el diálogo dirigida por Pedro Altares. Hoy ¿se plantea alguien, desde el poder económico, una ética de justicia social? Los acampados tienen muy clara la respuesta. No.