Cajón de sastre

Empecemos por Asuntos Exteriores.

La ministra Trinidad Jiménez quiere llevar a cabo nuevos nombramientos. El PP avanza que se reserva el derecho de no respetar algunos nombramientos cuando llegue al poder. Asuntos Exteriores siempre ha sido como un serial de buenos y malos: suben los del partido que gana y hacen pasillo los del partido que pierde. Ya no se baila en el inmenso salón del Palacio de Viana pero las masacres y resurrecciones siguen produciéndose como siempre entre los que en la jerga del ministerio se conocen como los valores olvidados, los pitufos (que así se denomina a los diplomáticos junior) y los profesionales con larga carrera vivida en el tobogán del hoy soy embajador, cuando el gobierno cambie seré cónsul, si tengo suerte. Sufre nuestra carrera diplomática, muy endogámica, la carencia de lo que en Francia o Gran Bretaña se conoce como el servidor del Estado. Un profesional de carrera del que el Estado valora su calidad profesional, no el partido por el que siente simpatía.

La CNT

En el cementerio barcelonés de Montjuic, en la hondonada de lo que fue desolada fosa común, unos trescientos militantes conmemoraron el cierre del centenario del que fue gran sindicato obrero en los años treinta. Se inauguró un monumento. Un ciprés de hierro que, al contrario de los cipreses que siempre crecen inhiestos, hacia el cielo, como en el poema de Gerardo Diego, se trunca, como la guerra civil trunco a la CNT, hoy un patético mundo de escisiones. En el cementerio, no lejos de las tumbas de Durruti y Arcaso, mitos del anarquismo, se repartieron claveles rojos con un tarjetón para que cada asistente al acto escribiese un mensaje que se depositó en un cesto al pie del monumento. El anarquismo todavía levanta sarpullidos pero no debemos olvidar que la CNT dio una buena ministra de sanidad, Montserrat Montseny, y muchos de sus militantes fueron fusilados por el franquismo. Otros, más vivos, se pasaron al Sindicato Vertical y más recientemente hubo, quien como Enric Marco se inventó una historia en campos de concentración. Los cien años de la CNT han dado de todo, Sara.

¿Qué coincidencia ves entre un empresario modelo y un galardonado poeta?

La de la doble personalidad. El empresario José Mestre Fernández recibió el premio como mejor empresario nacional del sector de logística poco antes de ser detenido por facilitar la entrada en el puerto de Barcelona de doscientos kilos de cocaína. Al poeta Juan Carlos Firpo, estafador de profesión, le detuvo un policía en el lujoso hotel Ritz de Barcelona cuando iba a recibir un premio de poesía. La figura del empresario Mestre fue elogiada por el presidente Montilla. Un empresario audaz, emprendedor, dijo sin saber que como hombre fuerte en el tráfico de contenedores en el puerto de Barcelona era el empresario que se abría la puerta a la coca camuflada entre chatarra. La figura del poeta Firpo fue elogiada por el que presentaba el acto de concesión del premio. José Jurado Morales dijo que habría que seguir la evolución de la pluma de Firpo. Lo dijo sin saber que Firpo utilizaba la pluma para escribir poesía y para falsificar cheques. Al empresario Mestre, en la cárcel desde hace un año, la Audiencia Nacional le ha impuesto una fianza de diez millones de euros si quiere salir en libertad condicional. Del falsificador Firpo lo último que supe fue lo que le dijo el policía que le detuvo en el Ritz recitándole una de sus poesías: Quítate el disfraz, quítatelo pronto, el carnal termina, el carnaval se va.

Lo que veo difícil es algo más ruinoso que esa línea del Ave para nueve pasajeros

La habrá. Será el Ave que llegará a Asturias. Cuando entre en funcionamiento tras perforarse las montañas encontradas a su paso en una gigantesca obra de ingeniería civil el tren lo usará una media diaria de veinticuatro pasajeros.