Harrison y Daniel... pasaban por allí

Si en 'Regreso al Futuro 3' lo que se colaba en el desierto era un DeLorean, aquel coche destartalado de Christopher Lloyd, el objeto 'extraño' que nos encontramos en 'Cowboys and Aliens' es un brazalete metálico. Está engarzado en una muñeca de hombre, en los primeros minutos de la película no sabemos para qué sirve, ni quién es su rubio portador. Lo único que vemos es que Daniel Craig tiene la mirada ausente... y así la va a mantener durante el resto de la cinta. Lo nuevo de Jon Favreau no deja nada a la imaginación. El título define perfectamente el contenido: vaqueros, alienígenas, vaqueros y alienígenas, alienígenas en Oeste americano, y una yuxtaposición de actores de relumbrón que parecen estarse preguntando todo el tiempo ''qué hago aquí y por qué me metí en este proyecto''.

Como decimos, Daniel Craig [que prepara su regreso a la saga de James Bond y protagoniza la adaptación de David Fincher de 'The girl with the dragon tattoo'] es un hombre desconocido, un renegado que llega a un pueblo del Oeste con mucho misterio en los andares... pero sin la socarronería de Clint Eastwood. Allí se encuentra con una población sometida -más en la forma que en el fondo- por la familia del terrateniente Harrison Ford, poco creíble en su papel de déspota negrero, y que también parece haber pasado por el rodaje como quien pasa por una calle llena de escaparates, bastante deslumbrado por los acontecimientos.

La reacción de los periodistas tras los pases de prensa ha sido desigual: hay quien ha alabado la adaptación del cómic homónimo de Fred Van Lente y Andrew Foley, quien ha destacado la ambientación y cómo han sido creados los alienígenas -no revelaremos nada del personaje de Olivia Wilde, correcta en su interpretación-... y probablemente tengan razón, pero todo eso no basta para componer una película recomendable. Ante dos estrellas como Craig y Ford cabe preguntarse... hasta dónde llega esa práctica habitual de los actores de alternar títulos de culto con títulos recaudadores. En el caso de Ford... la balanza comienza a inclinarse hacia el segundo platillo.