Sentados sobre bombas de relojería

¿Qué dice Bauman en su último libro?.

En la carta 22, titulada "Quedan avisados", nos dice que estamos sentados sobre cuatro bombas de relojería: ecológica, demográfica, consumista y la de la desigualdad. Hoy, los niveles de desigualdad entre Washington y Atlanta son casi idénticos a los de Nairobi o Abiyan. De las cuatro bombas de relojería es la de la desigualdad la que traerá más problemas en el ámbito global. La devastación moral, la insensibilidad y la ceguera auguran un futuro truculento para nuestra seguridad y la de nuestros hijos. ¿Por quién doblan las campanas", preguntaba el verso del poeta. Bauman nos sugiere que, como nos dijo el poeta, las campanas están doblando por ti.

¿Qué dice el trabajo sobre la infancia inmigrada realizado por Unicef y la fundación Pere Tarrés?

Que niños de familias inmigrantes residentes en España tienen dificultad para acceder a derechos fundamentales como la educación, la alimentación y la salud. De la exclusión en las aulas a nutrir los nichos de la marginalidad va un paso. Las ocho historias de vida que acompañan al informe se resumen en una frase: "Son niños que se plantan en los 18 años completamente solos"`. El reagrupamiento familiar es fundamental. El informe se titula "Abriendo ventanas" porque de eso se trata: de hacernos ver que la pobreza infantil en España está hoy en el 25%, con un 30% de fracaso escolar. Uno de cada cuatro niños que viven en este país está en riesgo de pobreza y los niños inmigrantes está nueve puntos por encima de la media. En el acto de presentación del informe se dijo que se habla mucho de los riesgos de la infancia y es hora de hablar de prevención, de políticas sociales para evitar que los niños que crecen en la pobrezas (un 30,4% de familias españolas tienen dificultades para llegar a fin de mes) sean pobres económica y culturalmente al llegar a la edad adultas. El drama de la infancia empobrecida es que no se visualiza. Está oculta. Como la de los enfermos mentales o la de los ancianos. No cuentan porque no votan.

Último tema sobre la desigualdad.

No estuve en la presentación en el Cercle d?Economía del libro "La torre de la arrogancia, editado por Ariel, del que son autores los catedráticos de Economía Xosé Carlos Arias y Antón Costas, pro un asistente me ha rEsumido el ambiente que se respiraba en la sala: "La esperanza de que la crisis había tocado fondo ha sido infundada y el aislamiento de las élites respecto al malestar social que crece en derredor es alarmante". Cambio de tercio y me paso a dos perfiles taurinos que no tienen que ver con la desigualad pero si con las diferencias.

Eso si que es una larga cambiada...

En la muerte de Antoñete he recordado que le entrevisté en la habitación del hotel, sumida en la penumbra. Estaba acompañado por el silencioso mozo de espadas. El traje de luces estaba sobre una silla. Antoñete estaba estirado en cama. Llevaba en el cuello un grueso medallón colgado de una cadena dorada. Poca gente aquí, le dije. Siempre me ha gustado así, alejado del bullicio, tranquilo, solo, me respondió. En la mesita de noche, una novela "La forja de un rebelde", del exilado Arturo Barea. ¿Su libro de cabecera?, le pregunté. Me respondió que no, que se había rebelado pocas veces. La última, contra El Cordobés. El resultado es que El Cordobés le vetaba. Semanas después fui preguntarle a El Cordobés porque vetaba a Antoñete. No pude preguntarle nada. La habitación era como el camarote de los hermanos Marx: no se podoa dar un paso. con gente pidiendo dinero, entradas, favores... Una chica entró gritando Manooolo y empezó a morrear al torero mientras le vestían con el traje de luces. El apoderado repartía empellones mientras gritaba "quiero mi bellargal, donde esta mi bellargal". Otra chica apartó a empellones a la que morreaba y se puso a morrear ella. ¿Me recuerdas?, le preguntó. Claro que te recuerdo, respondió El Cordobés. Luego, entre besuqueo y besuqueo le preguntó al mozo de estoques ¿Y esta quien es, Antonio? Y yo que coño se, respondió Antonio, ajustando la taleguilla. Desde el cuarto de aseo llego el gemido lastimero del apoderado: Basta, ya Manolo, que falta un cuarto de hora y no llegamos y no encuentro mi bellargal y si no lo encuentro me va a dar algo".

Antoñete y El Cordobés. Dos mundos en lo personal y en lo profesional.