"Los políticos intentarán conocer nuestras emociones para llevarnos a su terreno"

"Los políticos tienen la misión de convencernos, tratan de averiguar cómo funcionan nuestros cerebros para organizar sus discursos políticos, intentarán conocer nuestras emociones para poderlas manipular y llevarnos a su terreno; y nosotros, los electores, votaremos por nuestras valoraciones morales, más que por nuestros intereses". Adela Cortina reflexiona en su nuevo libro sobre términos como la neuroética o la neuropolítica, conceptos que nos ayudan a entender mejor el funcionamiento del cerebro humano desde la moral.

Cortina habla de una evolución del hombre económico al hombre recíproco: "un hombre que actúa con acciones altruistas que se entienden por la expectativa de reciprocidad". Y esto es más importante de lo que parece, porque el ser humano es el único animal que puede aplazar la gratificación, que puede esperar. De ahí se entiende que votemos con esperanza, que esperemos a que nuestros políticos nos den lo que nos han prometido, aunque no sea hoy.

Tras el nacimiento, dice la filósofa moral, desarrollamos el 70% de nuestro cerebro... es un cerebro plástico. Lo vamos desarrollando contando con el medio y con las demás personas, modificamos nuestro cerebro desde las decisiones que vamos tomando a lo largo de nuestra biografía. No contamos desde el nacimiento con unos contenidos morales concretos: hemos nacido con principios abstractos que nos permiten adquirir normas morales.

Reflexiona además Cortina sobre el sentimiento de indignación como un sentimiento de comunidad y con expectativas de buena voluntad... Para ello se refiere a Strawson, quien dice: "la indignación es una suerte de resentimiento, que no se despierta sólo por el daño sufrido personalmente, sino también por el daño que sufren o pueden sufrir otros. Expresa una demanda y una expectativa de buena voluntad."