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Las críticas de 'La Script'. Velocidad de vértigo hacia la temporada de premios

Lo asegura el propio Ryan Gosling. 'Drive' es un homenaje al cine de John Hughes -'Dieciséis velas', 'El club de los cinco'- pero con un pequeño añadido: la extrema violencia que inunda su metraje. La primera película en Hollywood del danés Nicholas Winding-Refn, que ya demostró su gusto por la sangre en 'Valhalla Rising', es la historia de un conductor. De un hombre que conduce a todas horas, en todas las facetas de su vida. Por las mañanas, conduce como extra en rodajes peligrosos en los que hace falta hacer saltar vehículos por los aires; por las tardes, trabaja a las órdenes de Bryan Cranston en el taller que pone a punto esos vehículos; por las noches, sirve como chófer a bandas de atracadores.

La película tiene diálogos memorables -"No miro lo que haces, ni tampoco llevo pistola. Solo conduzco". Eso, claro, cuando el protagonista habla, porque 'el conductor' -no conocemos su nombre en ningún momento- es un personaje reservado, que apenas expresa sus sentimientos y emociones, y que solo en el momento de utilizar la violencia muestra cierta agitación. Ni siquiera conduciendo parece inmutarse, a pesar de hacerlo a gran velocidad y arriesgando su vida. Su contraparte femenina es Carey Mulligan, quizá la única debilidad de la película. Su intenso personaje de vecina y madre, afectada por todo lo que le ocurre a su pareja -sale de la cárcel tras una larga temporada y sigue metido en problemas- no está al nivel de Gosling, que encuentra adversarios a la altura en los otros secundarios. Tanto Cranston como Albert Brooks y Ron Perlman, en sus papeles de mafiosos de poca monta, bordan sus interpretaciones.

Gosling compone uno de los personajes del año. Sumergido en la estética ochentera de neones y colores chillones, su conductor permanece en la retina del espectador mucho tiempo después de ver la película. El actor se confirma con esta cinta como un clarísimo valor en alza; una vez más, el canadiense demuestra que sabe muy bien elegir las películas en las que participa. Por cierto, aunque aún no aparezca en todas las nominaciones... Gosling puede dar la sorpresa en la temporada de premios.

En las últimas semanas, hemos apoyado claramente el cine español de género. En 'La Script' hemos respaldado a películas como 'No habrá paz para los malvados', 'Fuga de cerebros 2' o 'Maktub', muy diferentes entre sí... pero necesarias para componer un completo panorama cinematográfico nacional. Todas tienen en común un guión mínimamente coherente, que es justamente lo que falla en 'XP3D', anunciada como la primera película de terror en tres dimensiones rodada en España. La película -cuyo título es una contracción de 'Paranormal Experience 3D'- cuenta la historia de un grupo de universitarios liderados por la televisiva Amaia Salamanca ['Sin tetas no hay paraíso', 'Gran Hotel'], que intentan desentrañar los misterios de un pueblo minero abandonado para que la protagonista apruebe una asignatura de la carrera. En el reparto está acompañada por otros rostros conocidos de la pequeña pantalla, como Maxi Iglesias ['Física o química', 'Los protegidos'] o Luis Fernández 'El Perla' ['Los protegidos'], que interpreta uno de los temas de la banda sonora, 'Cicatrices del pasado'.

El argumento de la película del debutante Sergi Vizcaíno, bastante trivial -no nos engañemos, el de la mayoría de las películas de terror lo es-, sirve para situarnos ante un asesino en serie, fantasmagórico e irreal, del que los personajes protagonistas intentan huir [aunque parezca que lo que quieren en realidad es morir entre sus manos y cuanto antes]. Las interpretaciones dejan bastante que desear, y el 3D... parece haberse utilizado para dotar de sonoridad al nombre de la producción. En definitiva, pensamos que el cine español, que explora los géneros con desigual resultado, aún tiene que aprobar también algunas asignaturas de su carrera.

Las películas en los que los personajes se intercambian los cuerpos no son nuevas: ahí están 'Big', 'Ponte en mi lugar' o 'El cielo puede esperar'. Y esta es una más. 'El cambiazo' cuenta básicamente la historia de dos amigotes que, tras formular como deseo que quieren vivir la vida del otro, mean juntos en una fuente mágica... y se despiertan a la mañana siguiente en el cuerpo equivocado. Y poco más. La cinta está protagonizada por el responsable y padre de gemelos Jason Bateman -'Paul', 'Cómo acabar con tu jefe'- y por el desastre aspirante a actor Ryan Reynolds -conocido en España por 'Buried'. Dirige David Dobkin -'De boda en boda'-, y en el reparto está también Olivia Wilde, que con su presencia demuestra que es una de las actrices del año, discreta y eficaz en todos sus proyectos, sean de la calidad que sean.

En este caso, esa calidad deja bastante que desear. En una escena de la película, Ryan Reynolds se ve envuelto en el rodaje de una pseudo-cinta porno, con un personaje que recuerda mucho a 'Algo pasa con Mary', y entonces el espectador corre el riesgo de pensar qué ha hecho con su entrada.'El cambiazo' abusa del trazo grueso y opta por no echar mano del humor fino e inteligente.

'El Havre' es la historia de Marcel Marx, un viejo habitante de esa ciudad francesa, que un buen día se topa con un pequeño inmigrante africano. Entonces decide esconderlo y oponerse a la maquinaria del Estado para que no lo descubran. Para ello, se sirve de la complicidad de sus vecinos y amigos, que le ayudarán a confundir a un inspector de policía nada habitual. El director finlandés Aki Kaurismaki se remanga decididamente y se mete de lleno en el espinoso asunto de la inmigración sin miedo a resultar aleccionador. Compone una historia con buenos y malos -aunque los malos tengan un fondo de bondad-, con escenarios pretendidamente irreales, que parecen trasladarnos a un territorio de fábula más que a El Havre real. La película, que participó en la sección oficial del Festival de Cannes, formará parte de una trilogía sobre las fronteras europeas que también retratará a una ciudad del sur de España, probablemente en la provincia de Cádiz.

La historia de Porfirio Ramírez es la historia real de un hombre en silla de ruedas que secuestra un avión a punta de pistola -de pistola escondida en su gran pañal- para intentar hablar con las autoridades y denunciar su situación de abandono. Tras aclararse los hechos, la justicia de Colombia decreta para él un arresto domiciliario en su casa de Florencia, la ciudad en la que reside. Y allí lo encuentra Alejandro Landes, un director acostumbrado a rodar documentales -entre ellos uno que retrata la llegada de Evo Morales al poder en Bolivia, llamado 'Cocalero' (2007)- que llama a su puerta para convencerlo de que protagonice una película sobre su propia historia. Tras mucho intentarlo, lo consigue. Los actores secundarios de 'Porfirio' también son amateurs, y la cinta está rodada en la propia casa del convicto. Con un esquema circular y una manera de rodar casi claustrofóbica, Landes firma un trabajo que provoca ahogo en el espectador, que se siente encarcelado entre las cuatro paredes de Porfirio, donde el sexo y la rutina se entremezclan con la resignación.

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