Las críticas de 'La Script'. Meryl Streep devora a Margaret Thatcher
Dice Meryl Streep que, para preparar esta película biográfica de Margaret Thatcher, se encerró una semana en un piso de Londres con mucha fruta y abundante bibliografía sobre la primera ministra británica desde 1979 a 1990. Armada con su talento y profesionalidad, Streep ha conseguido una de las interpretaciones más conmovedoras de los últimos tiempos. De hecho, su genialidad empequeñece a casi todas las actrices de su generación y de las posteriores. También su elegancia es legendaria, ya que ganó su segundo y último Oscar en 1983 por 'La decisión de Sophie'. Desde entonces ha sido candidata otras 12 veces y no ha dejado de asistir a las ceremonias y sonreír mientras perdía.
Meryl Streep da vida a Margaret Thatcher desde los 40 a los 80 años. Desde la decisión inquebrantable de ser una mujer política en un mundo de hombres, pasando por sus años de inflexible gobierno conservador, su alejada y fría maternidad, su tierno y satisfactorio matrimonio, hasta recalar en una demencia senil, en la que se escapa de los guardaespaldas para comprar leche y en la que habla con el fantasma de su marido muerto. Cada gesto es sincero y convincente. Su interpretación –llena de sutileza y humanidad- se impone a un guión confuso y demasiado amplio. La directora Phyllida Lloyd, que debutó con 'Mamma Mia' (2008), ha querido retratar la vida entera de Thatcher, desde su juventud como hija de un tendero interpretada por Alexandra Roach- hasta los años de declive final. Una panorámica tan amplia desdibuja al personaje y desorienta al espectador. Además, Lloyd cae rendida ante la fortaleza de la mujer luchadora que fue Thatcher, pero pasa de puntillas sobre su cuestionable legado político.
El otro gran acierto de 'La dama de hierro' es el trabajo del actor británico Jim Broadbent, que interpreta a Denis Thatcher, el marido millonario y siempre fiel de la primera ministra británica. La química y la complicidad de los actores llena la historia de vida y de momentos de emotiva realidad. Sobre estas dos geniales interpretaciones se cimienta esta película, que se tambalea sobre un guión endeble. Le falta enfoque. Y eso no lo levanta ni la gran interpretación de Meryl Streep.
La peripecia de Holmes, un batiburrillo de ocho historias de Conan Doyle, no tiene tensión dramática, a veces incluso se pierde el hilo argumental. Flota en el ambiente la sensación de poca exigencia. ¿Cómo se puede desperdiciar tanto talento y dinero? No es suficiente la ironía y la socarronería natural de Downey Junior para mantener la historia a flote. Han confiado demasiado en los grandes nombres de los actores contratados, pero está claro que la inversión en guionistas no ha sido equivalente. Por los agujeros del guión se desperdicia la chispa de Stephen Fry, la inquietante presencia de Jared Harris, que interpreta a un Moriarty soso, y la actriz sueca Noomi Rapace se pasea disfrazada de gitana sin aportar nada.
Novio al borde del altar rodeado de amigos cafres. A veces le llevan al abismo, y últimamente le tiran por el barranco. Este es el patrón de la comedia burra que arrasa en el mundo entero. La novedad de 'Una boda de muerte' con respecto a 'Resacón en Las Vegas' es que indaga en la variante australiana, que aporta fauna y sentido del humor autóctono: una oveja, campechanismo extremo y Olivia Newton-John (que se crío en Australia).
El director de 'Priscilla, Reina del Desierto', Stephan Elliott, aborda una comedia de chascarrillos sin mayores pretensiones. Se la juega a reventar una situación solemne sin que los guionistas se hayan quedado calvos: drogas, excrementos, dama de honor gorda y suegra desmadrada. El que espere originalidad que se ahorre la entrada. Es una comedia burra intrascendente, se ve y se olvida con la misma facilidad.
Parece increíble que Rob Minkoff, capaz de cosas tan memorables como 'El rey león' o tan adorables como 'Stuart Little', sea capaz de orquestar el batiburrillo de esta semana. Ya había perdido el ritmo de esas películas [recordemos 'La mansión encantada' con Eddie Murphy], pero 'Atraco por duplicado' va un poco más allá. Cuenta la historia de un doble atraco a un banco, ejecutado por un grupo de delincuentes hiperpreparados... y por un dúo de patanes ultraparódicos. En medio está el actor Patrick Dempsey, que interpreta a un cliente obseso de la observación y de los números, escamado por los detalles que 'no encajan' en el atraco; y en la caja de la sucursal está Ashley Judd, que está a punto de casarse y ve frustrados sus planes de boda por la acción de los rateros.
La película tiene un planteamiento que no está mal: ¿Qué pasa si dos grupos de ladrones se fijan en la misma sucursal? Pero después nada tiene sentido. En lugar de escapar, el personaje de Dempsey llega a ayudar a los atracadores con tal de descubrir qué está pasando en el banco. También sorprende la presencia en el reparto de una actriz como Octavia Spencer, capaz de llenar un personaje tan complejo como el de 'Criadas y señoras', y que en esta película [aunque es de lo mejor que aparece en pantalla] se limita a hacer unas cuantas muecas.
Que nadie se asuste si decimos que 'The yellow sea' es una película surcoreana de más de dos horas de duración... y dividida en varios capítulos. Cuenta la historia de un taxista chino que vive en la ciudad de Yanji, muy cerca de la frontera de Corea del Norte y de Rusia. Es un hombre metido en mil negocios turbios porque intenta pagar una gran deuda: la que ha generado el hecho de que su mujer haya viajado clandestinamente a Corea del Sur para ganarse la vida. Ella no da señales de vida, y entonces el protagonista acepta un encargo de un mafioso local para viajar también a Corea como ilegal... y matar a un hombre. Ese desplazamiento le servirá como excusa para intentar encontrar a su mujer.
El montaje es el típico del thriller, muy intenso y rápido, no deja parpadear al espectador. Aunque 'The yellow sea' refleja una violencia estremecedora [se usan mucho las armas blancas, las hachas y los cuchillos, en detrimento de las pistolas... cuchillería fina], lo que realmente llama la atención es la suciedad del ambiente. Vemos comer a los personajes con las manos, los bajos fondos. Dice el director [Na Hong-Jin, que ya dirigió 'The chaser'] que todos los seres humanos son malos, y como ellos, también los personajes de la película. Muy recomendable.
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