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A vivir que son dos díasA vivir que son dos díasSociedad
LA CARTA DE MARTÍ GÓMEZ

Esto también es Economía

Prima de riesgo, cotizaciones bursátiles en tobogán, miles de millones de euros en recortes, planes de austeridad... Todo dicho en tono solemne, metiendo el miedo en el cuerpo del ciudadano. Para él, hay otra Economía: la real, la que sufre, la que ve en la calle.

La muerte de cuatro personas en el incendio de una chabola destapa en Barcelona un problema: el regreso del barraquismo.

Según el Ayuntamiento hay una treintena de asentamientos chabolistas. Según fuentes sociales los asentamientos superan el centenar. Las barracas poblaron amplias zonas de la montaña de Montjuic, playa del Somorrostro y otros enclaves urbanos hasta bien entrados los años setenta. Barracas que de la noche a la mañana levantaban gentes del sur llegadas a Barcelona en busca de una vida mejor. Junto a Huertas y Fabre pisamos mucho aquellos territorios en los que el viento se llevaba los tejados, la lluvia dejaba enfangados los caminos, el sol de verano hacia inhabitable vivir bajo techos de uralita. Escribimos un libro que hoy es un clásico del barraquismo. Es curioso, pero entre aquella miseria había alegría y esperanza. Las mujeres cantaban, los hombres jugaban los domingos a las cartas o al futbolín en bares que crecieron en enclaves chabolistas, los niños de Montjuic bajaban por las laderas camino de la escuela mientras en el Somorrostro las niñas eran acogidas en una escuela que puso en marcha la orden de Santa Lluisa de Marillac, la misma que hoy acoge a los sin techo. El chabolismo actual no alcanzará las cifras de aquellos años pero es mucho más dramático que aquel porque esta gente carece de raíces, no tiene ninguna esperanza.

El suicidio del farmacéutico griego ¿levanta alarmas sobre la incidencia que la crisis puede tener en la saludad mental?

Un experimentado psiquiatra, Josep Clusa, me aporta unas cifras: uno de cada cuatro ciudadanos de la Unión Europea sufre un problema mental con riesgo de suicidio y el año 20020 el tratamiento de la enfermedad mental se llevará el 3% del PIB europeo, un coste mayor que el tratamiento del cáncer o el corazón. Son datos del Libro Verde sobre la enfermedad mental editado por la Unión Europea. Envejecimiento de la población, incremento de factores de riesgo y cambio del entorno socioeconómico, problemas que acentuarán los trastornos mentales. En España ya hay más suicidios que fallecidos por accidentes de tráfico. La crisis económica y la depresión son, en palabras de un poeta, como el invierno: un largo túnel, oscuro y frío.

El Fondo Monetario Internacional advierte del riesgo de que vivamos más de lo esperado. La frase te lleva a recordar otra: una vida extra.

Este era el título de un libro editado por Anagrama hace seis años. Como subtítulo, la longevidad: privilegio individual, bomba colectiva. "Una vida extra" recordaba que cuando Bismarck implantó las pensiones de jubilación sus expertos le aconsejaron la fijara en 65 años porque así no saldría caro ya que los jubilados morirían pronto. El libro advertía del coste económico de la longevidad pero lo hacia sin la crudeza semántica del FMI, plagado de tecnócratas que tienen excelentes jubilaciones y no la pensión miserable que tiene en España el ciudadano de a pie, por no hablar de las viudas. Hasta ahora la gente del FMI se dedicaba a hacer informes indicando como apretarnos el cinturón. Ahora, han decidido explicar con desvergüenza que no salen los números de las pensiones porque vivimos demasiados años. Hago bien en fumar. Si no me mata antes el tabaco me matará el hambre.

Un fallecimiento: el del cantante José Guardiola.

Ejemplifica, a modo de memoria colectiva, ese retorno al pasado al que nos aboca la crisis: una posguerra vivida con estrecheces, a veces con hambre y flagrante desigualdad social. Largas noches de verano en las que chicas con calzado topolino y falda plisada, chicos con pelo engomado y brillantina, se sustraían a la miseria con los sueños que traían a las fiestas mayores los cantantes melódicos. José Guardiola fue uno de ellos. Sobrevivió a aquellos años y llegó a ser popular cuando España entraba en los años de desarrollo pero nunca olvidó sus orígenes, nunca dejó de mirar la vida con ironía. Le recuerdo contándome como se grabó el himno del Español, al que perico de toda la vida, puso la voz: Me dijo: "Como no había dinero el coro lo componían los propios músicos. En momentos determinados de la canción debían animar gritando ¡Español, Español, Español...! pero resultó que todos eran del Barça y coreaban un alicaído Español, Español, Español que de animar a algo era a darse de baja". En la crisis actual, los ayuntamientos apenas tienen dinero para pagar en las fiestas mayores a cantantes que, como lo hizo Guardiola en el pasado, hagan olvidar las penurias del día a día a las gentes castigadas por la crisis actual, pasajeros de tercera clase en el Titanic y por lo tanto con poca posibilidad de sobrevivir, según Juan Tugores, catedrático de Economía en la Universidad de Barcelona.

 

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