Gente
José Martí Gómez nos trae esta semana los perfiles de unos nombres propios
José Ángel Sánchez Asiaín y su monumental aproximación histórica a la financiación de la guerra civil española.
El libro, editado por Crítica, es monumental por el tamaño, 1309 páginas, y por el trabajo de muchos años en cinco archivos fundamentales para poder rastrear lo que fue la vida económica, política y social de los años convulsos de España entre 1936 y 1939. No te voy a hablar del libro, Isaias, Leerlo requiere tiempo pero por lo que llevo ojeado me parece de un rigor tan exhaustivo como ejemplar al analizar la financiación de los dos bandos en contienda. No se podía esperar menos de Sánchez Asiaín, ex presidente del banco Bilbao Vizcaya. Conversé con él varias veces, de eso hace ya años. Hombre escéptico sobre los políticos, crítico con la omnipresencia del Estado y defensor de la vertebración de la sociedad civil, me dijo una cosa válida hoy, por venir de un humanista que hizo de su vida el oficio de banquero: Me dijo: "En el pasado, solo los ginecólogos con el si será niño o será niña se han equivocado tanto como los economistas". La financiación de la guerra civil española se abre con una cita del libro de Lewis Carroll Alicia en el país de las maravillas. No es una casualidad. Sánchez Asiaín debe ser uno de los mayores coleccionistas de ediciones de ese libro. Más de quinientas versiones tenía hace veinte años. Veía en el libro como un alegato moral que trasladaba a una banca que dejó de ser lo que era, decía, cuando los banqueros perdieron el sentido de la discreción y en lugar de capitalizar la institución la descapitalizaron. En su despacho, Sánchez Asiaín solía meditar apoyado en el cristal del ventanal, mirando la calle, muy abajo. De tanto meditar en esa postura un gemelo de su camisa había rayado el cristal.
Moreno Ocampo, que el pasado día 13 cesó, por finalizar su mandato de nueve años, como fiscal jefe de la Corte Penal Internacional.
Se ha dicho que podía ir a la FIFA como investigador de la corrupción en el fútbol pero barrunto que su futuro esta en el mundo académico. Harvard, por ejemplo. Como todo pionero, el trabajo no ha sido fácil. Tuvo que dotar a la institución de credibilidad, competencias y metodología de trabajo. Hombre de personalidad fuerte y mediática ha combinado bien la justicia con la comunicación. Se le ha criticado que la Corte Penal Internacional no ha salido de África, acusación a la que ha respondido que cuando se creo la institución en agosto del 2002 los conflictos más graves se vivían en países del continente africano. Es cierto, como también lo es que cuesta creer que la Corte pueda llevar a la cárcel a responsables de países de primer nivel, por muchas tropelías que cometan.
El filósofo frncés Roger Garaudy, fallecido esta semana.
Cuando un día de 1976 le entrevisté junto a Josep Ramoneda nos contó una bella historia. Dijo: "Expulsado del Partido Comunista, al abandonar el congreso empecé a rodar durante varias horas con el coche por las calles de París, sin un destino preciso, como un autómata. Al cabo de varias horas me detuve frente a la casa de mi primera esposa, con la que hacia tiempo no convivía. Subí. Ella me acogió muy bien pero al ver que la mesa estaba servida para dos personas, era la hora de cenar, me excusé. Me voy, veo que estás esperando a alguien, le dije. Es a ti a quien esperaba porque desde que me enteré por la radio de la noticia de tu expulsión estaba convencida de que vendrías a verme y para ti he preparado la mesa, me respondió" Le preguntamos si era un relato auténtico o la expresión de un deseo y respondió que era simplemente un testimonio porque mientras viejos compañeros en la fe comunista le negaron el saludo a partir del preciso momento de su expulsión el consuelo lo encontró en alguien, su ex esposa, que tenia en la fe cristiana su razón de vivir. Garaudy ha muerto cumplidos los noventa. Fue comunista, se hizo católico, abrazó la fe del Mahoma y negó el holocausto. Fue el suyo un itinerario, en lo ideológico y personal, en el que de forma angustiosa se mezclaron luz y oscuridad.
El escritor Emili Texidor, muerto el martes.
Éramos amigos desde hace muchos años. Pedagogo, escritor de literatura infantil, culto, lúdico, apasionado, su gran éxito fue la novela Pa negre, película representante del cine español en los últimos oscars. Contaba con humor no exento de justificada ira por qué dejó de ser director de un prestigioso colegio privado de Barcelona: fue porque se negó a que se subieran las notas al inútil hijo del presidente del patronato del colegio. El papá del nene lo destituyó. Años después el papá no acabó en la cárcel por ser quien era. Contaba Teixidor la pobreza cultural del país a través de una anécdota: le preguntó a la dependienta de una librería que tal La divina comedia para un niño de diez años y la chica dijo: "Tiene mucho nombre".




