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Adiós al primer héroe español de la Davis

10 de diciembre del 2000. Palau Sant Jordi. Barcelona. Cuarto encuentro de la final de la Copa Davis. 5-4 en el cuarto set. Pelota de partido. Un jugador con la gorra hacia atrás intenta a la desesperada salvar ese ‘match ball’ y sube a la red. Entonces, un chico rubio con camiseta oscura y pantalones blancos se desliza sobre la inmaculada tierra del Palau para ejecutar un revés paralelo para la historia. Con ese golpe, España consiguió la primera Davis de su historia. El capitán del equipo, Pepe Duarte, se lanzó sobre el vencedor en la pista. Con 20 años, Juan Carlos Ferrero se convirtió en leyenda del tenis español al vencer a Lleyton Hewitt. En un equipo en el que la estrella era Alex Corretja, el valenciano fue el héroe de la primera ‘ensaladera’. Su nombre siempre será recordado.

Posiblemente haya sido el momento más importante en su carrera. El más duro, tal vez sea el de la retirada. Un momento para el que ya hay fecha. Ferrero dirá adiós al tenis como jugador en el Valencia Open 500, que se disputará del 20 al 28 de octubre. Así lo ha anunciado el protagonista. No podía ser de otra manera. Una despedida en su tierra, con su gente. La última vez que juegue al tenis quiere que sea especial.

A sus 32 años, Ferrero es el máximo exponente de ese equipo campeón del 2000. Fue el segundo español que consiguió ser número uno del mundo. Fueron ocho semanas maravillosas en el año 2003, el mejor periodo de su carrera. Accedió a ese primer puesto de la lista de la ATP después de alcanzar la final del US Open que perdió frente a Andy Roddick. No fue la única que se le escapó. También cayó en el último partido de la Copa Masters en Sydney. En este caso dolió más, porque perdió en cinco sets contra Hewitt, que se vengó de la Davis.

Estas decepciones fueron en pista dura. Y es que Ferrero ha sido un tenista muy completo. Podía rendir en todas las superficies gracias a su juego de fondo de pista. Tenía una derecha demoledora y un buen revés. El servicio lo fue mejorando con el paso de los años. Su gran ‘lunar’ fue la volea, que nunca llegó a dominar por lo que le costaba subir a la red. Pero si por algo destacó el español fue por su rendimiento en tierra batida, donde era un especialista.

Su sueño, como el de la mayoría de los tenistas españoles, siempre fue ganar Roland Garros. A punto estuvo de conseguirlo en 2002. Era el principal favorito, pero se topó con Albert Costa. Las dos mejores semanas de tenis del catalán coincidieron con la disputa del torneo galo de ese año. No obstante, Ferrero no cesó en su empeño. Solo un año después, consiguió su objetivo y se hizo con la copa de los mosqueteros. Su víctima fue Martin Verkerk. Sin embargo, ese exitoso año (2003) dio paso a otros menos célebres. Los problemas físicos lastraron su carrera desde entonces y, poco a poco, desapareció de los primeros puestos de la ATP.

El descenso del tenista de Onteniente de la élite se refleja en la final de la Copa Davis de 2004 frente a Estados Unidos. En esa eliminatoria, iba a disputar uno de los partidos individuales, pero el entonces capitán, Jordi Arrese, decidió apostar por un zurdo de 18 años, pelo largo que corría a por cada pelota como si fuera la última. Rafa Nadal apareció en escena y ganó el partido frente a Roddick que supuso el 2-0. Fue la segunda Davis para España. A partir de ahí, el mallorquín recogió el legado de héroe dejado por el valenciano. Pero Ferrero posee algo que el resto nunca tendrá. Fue el primero que alcanzó esa gloria. 

 
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