Presos que son presos en 'Cesar debe morir'
Los Taviani vuelven con una historia sobre los talleres teatrales en las cárceles
Julio César vuelve a la vida en el escenario de una prisión gracias a los inseparables hermanos Taviani. Los 'zipi-zape' del cine italiano sorprenden con una historia sobre presos que encuentran en el teatro la libertad que se les niega tras los barrotes.
'César debe morir' acerca al espectador a los talleres teatrales que tienen lugar en muchas cárceles italianas: "Es de las pocas cosas bonitas que pasan en las prisiones de mi país porque son las peores de Europa", ha dicho Paolo Taviani en la presentación de la película que se enmarca dentro del 5º Festival de Cine Italiano de Madrid: "Soy una mitad del director porque la otra, Vittorio, se ha quedado en Roma".
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La película, que llega a los cines hoy viernes 23 de noviembre, se llevó el Oso a la mejor película en el pasado Festival de Berlín. Los actores, al igual que el protagonista en la ya estrenada 'Reality', son presos italianos: "Rodar con ellos ha sido una experiencia única". Dice Paolo que, en la cárcel, actividades como el teatro le parecen fundamentales porque, "aunque no se puede hablar de redención", las funciones les ayudan a "verbalizar su tragedia personal".
Los Taviani nacieron en Italia hace ya más de 80 años y la historia de uno no se entiende sin la del otro. Son uña y carne: "Llevo toda la vida deseando trabajar solo", ha bromeado Paolo, el pequeño. Con un look muy moderno para su edad (gafas de pasta y americana negra de terciopelo), el director italiano ha comentado riéndose que un psicológo les explicó en su día por qué trabajaban juntos: "Dijo que teniámos miedo el uno del otro y que hacer cine juntos era la única manera de controlarnos".
Especializados en cine de tinte político y social, los hermanos saltaron a la fama en los 70 con 'Padre Padrone' y ganaron la Palma de Oro en el Festival de Cannes de 1977. Entre sus títulos figuran también 'La notte di San Lorenzo' y 'Las afinidades electivas'. Paolo Taviani, para quien "el cine es primo del teatro", se ha despedido de España con un "hasta luego" porque promete seguir diciendo "motor y acción" hasta que el "cerebro aguante".