Las críticas de La Script. El Amor frío de Haneke
'Amor'. Mirar a la muerte con sobriedad / María Guerra
En una época de glorificación de los formatos y la tecnología, resulta que es el cine más sobrio y seco el que se está llevando el gato al agua. A sus 70 años, y sin ninguna pretensión de soltar doctrina, el director austriaco Michael Haneke ha llenado la pantalla de ternura en 'Amor' (Amour), un conmovedor y sobrio retrato de un matrimonio de octogenarios, en el que el marido (Jean-Louis Trintignant) cuida a su esposa (Emmanuelle Riva) en los últimos meses de su vida. Sin salir de un piso de París, una pareja de profesores de música retirados convive con la decrepitud, el amor y la certeza de la derrota. Es un descarnado retrato, que no morboso, del final de la vida. Haneke obliga a sus criaturas a mirar de frente a la muerte y la enfermedad. Lo hace con el ritmo parsimonioso de la domesticidad de dos ancianos inteligentes que se quieren y que ven que la vida se les escapa entre los dedos. Desgarradora en su falta de dramatismo. Una vez más, Michael Haneke entra en el santuario del dolor humano y sale victorioso. A pesar de estar rodada entre cuatro paredes -un decorado que reproduce la casa de sus padres en Viena- 'Amor' no transmite la sensación de estar viendo estático teatro filmado. La maestría de Haneke consiste en llenar de angustiosa tensión el dificultoso ir y venir de los protagonistas, convierte su día a día es una caída en vacío que el espectador comparte… cada uno a su manera. Magistral.
'Volver a nacer'. Penélope Cruz se equivocó de guion / María Guerra
Tras el éxito 'No te muevas' (2004), el director italiano Sergio Castellitto vuelve a recurrir al registro más dramático y desgarrado de Penélope Cruz para interpretar a Gemma, la protagonista de 'Volver a nacer': una mujer obsesionada con la maternidad y marcada por las masacres de la guerra de los Balcanes. Como ya hizo en 'No te Muevas', donde Cruz se afeaba hasta la nausea en su papel de yonqui, en esta ocasión la actriz madrileña arranca la película en la piel de una mujer madura demacrada por el sufrimiento, primero de una maternidad frustrada, y después por la vuelta a Sarajevo con su hijo de 16 años. 'Volver a nacer' es una película ridículamente dramática del clan Castellitto, en la que hay exceso de familia y una clamorosa falta profesionalidad que frene los excesos: está basada en la novela y guión de su mujer, Margaret Mazzantini, el propio Castellitto actúa en un personaje secundario e incluso el hijo de ambos, Pietro Castellitto, interpreta con rigidez adolescente el papel de hijo de Penélope. 'Volver a nacer' fue recibida por la prensa en el festival de san Sebastián entre risas y pateos en los momentos más dramáticos. Los abucheos estaban dirigidos a la delirante y eterna sucesión de desgracias, innecesariamente subrayadas por Castellitto. Pese a lo lacrimógeno del guión, Penélope Cruz defiende con oficio y disciplina su desquiciado personaje. Lo suyo ha sido un error de elección. Sin duda, por su despacho llegan otras historias dramáticas de más calado y hondura.
‘Jack Reacher’. Tom Cruise busca su saga / Pepa Blanes
'Jack Reacher', es un thriller basada en la novela homónima de Lee Child con tramas de espionaje, conspiración y mucha acción. Pero además, la cinta que dirige Christopher McQuarrie -guionista de 'Valquiria' (2008) o 'Sospechosos habituales' (1995) y protagoniza Tom Cruise, cuenta con uno de los arranques más interesantes de los que se han visto en las últimas películas de acción. Se trata de la escena de un tiroteo con el que se inicia la trama. A partir de ahí aparece una historia con intriga, con corrupción policial, con espías, con buenos y malos. El problema es, por un lado, el héroe dotado de una fuerza extraordinaria y que protagoniza algunas escenas de acción exageradas. Por otro lado, la acción se alarga y se vuelve tan inverosímil como el que sea Tom Cruise quien interprete a este personaje literario, un ex militar alto y fornido. Agradecemos que haya modernizado un poco su papel de héroe y sea algo menos machista que en ‘Mission Imposible’, aunque todavía tiene algunos tics. Más creíble resulta Rosamund Pike (‘Muere otro día’, 2002, ‘Orgullo y prejucio’, 2005), que interpreta a una abogada asociada con Cruise. Inverosímil también resulta la aparición de Werner Herzog, de villano aterrador. Lo mejor, algunas pildoritas de humor que el personaje de Cruise va soltando durante la película.
‘El muerto y ser feliz’. Road movie para mentes abiertas / Pepa Blanes
Decía Godard que lo único que se necesitaba para hacer una película es una pistola y una chica. Javier Rebollo –el cineasta español más cercano a la Nouvelle vague- cuenta con esos elementos en su último film, ‘El muerto y ser feliz’ tiene además otro gran valor: José Sacristán (Concha de Plata en San Sebastián). El actor está magnifico y eso que habla poco, o quizá la escasez de diálogo hace que muestre una actuación distinta a la que estamos acostumbrados a ver del actor madrileño. Dispone además Rebollo de una historia singular, quijotesca, la de un asesino a sueldo que está a punto de morir y ya no mata sino que viaja, no se sabe a donde, con su escudero, por una la Argentina profunda. A pesar de tener todo eso y de ser uno de los directores más atrevidos, algo que demostró con creces en ‘Lo que sé de Lola’ y en ‘La mujer sin piano’, Rebollo firma una historia desdibujada que no acaba de convertirse en “la película” vanguardista que busca. Hay quien le acusa de que en sus películas no pasa nada, más bien la acusación debería ser que su presencia se siente a cada plano y acaba por distanciarte de lo que está narrando. Lo que podría ser una de sus grandes virtudes, se convierte en algo incómodo y quita efectividad a las metáforas y los juegos narrativos, como la voz en off. En definitiva, película curiosa, aunque no vaya a más.
Pepa Blanes
Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...