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Gregory Porter, el buen león del metro de Nueva York

Gregory Porter es uno de los nuevos talentos del jazz, un hombre orondo, grande, barbudo, de mirada bienintencionada. Este artista, de cuarenta años, se ha convertido en una de las realidades de jazz con apenas dos álbumes que conjugan la experimentación del jazz más vanguardista con la pasión del soul más melódico y las tradiciones de ambos géneros. La irrupción de Porter ha sido una de las mejores noticias del mundillo del jazz.

Porter comenzó cantando en pequeños clubs de la zona de San Diego mientras estudiaba en la Universidad gracias a una beca que consiguió jugando al fútbol americano. Poco a poco, el de California se fue alejando del balón para irse adentrando más y más en el mundo del jazz que había conocido gracias a la colección de discos de su madre. Unos años después dejaba todo y entraba a formar parte del musical It Ain't Nothin' But the Blues. En 2010, tras haber ganado experiencia sobre las tablas, se lanzó a grabar su primer álbum. ‘Water’, su debut, le valió para que su nombre comenzase a ser reconocido y para obtener una nominación a los premios Grammy de 2011.

Desde entonces, la carrera de este hombre no ha parado de crecer y de recibir halagos. El jazz está falto de héroes, artistas sobran. En 2012 llegaba a las tiendas ‘Be good’, un álbum fabuloso marcado por la calidez de su voz, la tensión del piano y la batería que viste sus canciones. La voz de Porter ha sido comparada con la de Nat Cole o Marvin Gaye. El jazz macerado de su segundo álbum también le llevó a los Grammy y a la portada de las revistas especializadas del jazz. ‘Be good’ consolidó a Porter gracias a su dominio vocal, a los matices de las canciones que él mismo firma y a los sutiles guiños que hace a otros géneros. ‘Be good’ es un disco redondo que abre con la sensualidad de ‘Painted on Canvas’ y que contiene joyas como ‘Work song’, ‘Mothers song’ o ‘Be good (Lion´s song), temas melódicos e intensos que parecen cuentos para ir a dormir y en los que la voz de Porter hipnotiza desde la altura.

El pasado mes de mayo, NPR (la radio pública estadounidense) quedó con Porter en Brooklyn. La emisora había elegido al artista en su lista de lo mejor de 2012 y tenían un encuentro pendiente con el músico de California. El encuentro se produjo en el metro de Nueva York, en un viejo vagón de una estación fantasma. Un escenario excepcional para un artista diferente e intenso que se está convirtiendo en uno de los referentes del jazz actual y que este año estrenará su tercer álbum de la mano del mítico Blue Note. Gregory Porter ya no es una promesa.

 
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