Telegrama a Edward Snowden

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Reciba nuestro reconocimiento y admiración por el valeroso servicio cívico que ha prestado revelando el ciberespionaje al que estamos sometidos, con violación de derechos elementales, los que garantizan el secreto de las comunicaciones. Sepa también el bochorno que recae sobre las democracias europeas, incapaces de ofrecerle el asilo que merece. Que haya debido recurrir a Hong Kong y a Rusia, tan lejanas de ofrecer ejemplos en materia de derechos humanos, muestra la degradación que nos asuela. Ahora, las opciones parecen Ecuador, Venezuela o Islandia. Veremos.




